En los últimos días la necesidad de protección de las obras de arte más importantes de la historia ha vuelto a convertirse en noticia después de que un hombre entrase al Louvre para lanzar una tarta contra la emblemática “Gioconda” de Leonardo Da Vinci. Afortunadamente, la obra estaba protegida tras un cristal, por lo que no sufrió ningún impacto. Sin embargo, ¿qué habría pasado si el cristal colocado en 1956 no estuviese y la obra se hubiera dañado? Desde Hiscox, compañía aseguradora que ofrece productos especializados en arte en el mercado español, explican qué ocurre si una obra de arte sufre un daño, y lo más importante: ¿quién tendría que sufragar los costes de la restauración y las posibles indemnizaciones?
El Louvre, al igual que ocurre con el Prado aquí en España, es un museo que alberga multitud de obras consideradas como patrimonios culturales. Por tanto, estas obras, entre las que por supuesto se incluye la Gioconda, están protegidas por lo que se conoce como “Garantía del Estado”, que no es más que un sistema de seguro público por el que el Estado español asume el compromiso de asegurar Bienes de interés que se cedan temporalmente para su exhibición pública en algunas instituciones organizadoras. Por tanto, en el caso del ataque a la emblemática obra de Da Vinci, si se hubiera producido algún daño en la obra en sí, sería responsabilidad del Estado francés hacerse cargo de la reparación y sus consecuentes gastos.
¿Qué ocurre si la obra no se encuentra protegida por la “Garantía del Estado”?
Aunque las piezas de los principales museos están protegidas por la “Garantía del Estado”, hay otras grandes obras que no se encuentran en los grandes museos, sino que otros más pequeños o directamente colecciones privadas, que también requieren de protección en caso de incidentes. Para estas circunstancias, una póliza especializada de arte es la que se encargaría de cubrir todos los riesgos a los que se exponga la obra, tanto si son realizados de manera involuntaria como si son resultado de un acto vandálico. En estos casos, la póliza se activa desde el momento mismo del incidente para, en primer lugar, reparar los posibles daños. Una vez la obra se encuentre a salvo, se inician todos los procesos legales necesarios, tanto para presentar la denuncia contra el vándalo como para todos los trámites necesarios para que la obra vuelva a su lugar original en condiciones óptimas.
Estas pólizas a todo riesgo cubren, incluso, la posible pérdida de valor a la que se puede enfrentar una obra después de un ataque y una posterior restauración. Es decir, si el atacante hubiese conseguido llegar a dañar la Gioconda y esta obra hubiese perdido valor por la restauración al considerar que se alteran algunos elementos originales de la obra, un seguro de arte especializado como el de Hiscox se encargaría de indemnizar a los propietarios.
Si bien la “Garantía del Estado” se hace cargo de las obras de las exposiciones permanentes de los museos, no siempre ocurre lo mismo con las obras que llegan a los museos como parte de las exposiciones temporales. En estos casos, los museos también deben recurrir a la póliza especializada de alguna aseguradora para proteger las obras temporales durante el tiempo que las albergue. Como siempre, hay matices, ya que si se trata de obras de un gran calado por su importancia en la sociedad, también se puede exigir que se incluya como parte de la “Garantía del Estado”, aunque forme parte de una exposición temporal.
¿Y qué pasa con los atacantes?
Aunque la Garantía del Estado en el caso de los principales museos y los seguros de arte en el resto de casos se encarguen de cubrir todos los gastos derivados de un incidente así, los delincuentes tampoco quedan impunes. Si se trata de un despiste como el que le ocurrió en 2019 a dos turistas que tropezaron con una pieza expuesta en el Palacio de Cristal, no hay consecuencia para los visitantes. Sin embargo, si se trata de un acto deliberado como el del Louvre, paralelamente a la posible restauración de la obra se inicia un proceso legal contra los atacantes por actos de vandalismo.
Concretamente en el caso de España, el artículo 323 del Código Penal detalla que “será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años o multa de doce a veinticuatro meses el que cause daños en bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental, o en yacimientos arqueológicos, terrestres o subacuáticos”. Incluso si se trata de un daño de especial gravedad o que hubiera afectado a bienes cuyo valor fuera especialmente relevante, podría imponerse una pena superior, además de que los tribunales pueden ordenar “a cargo del autor del daño, la adopción de medidas encaminadas a restaurar, en lo posible, el bien dañado”.
“La protección de obras de arte tan importantes como la Gioconda cuenta con el respaldo del Estado, pero no podemos olvidar que hay muchas otras obras importantes en museos menores o directamente en colecciones privadas que también necesitan protección y es ahí donde entran en juego los seguros especializados como el de Hiscox. Este tipo de pólizas no solo cubren el daño sino que se encargan de todo el proceso legal de denuncia al atacante, de forma tal que los propietarios no deben preocuparse de nada para cuidar un bien tan preciado”, explica Eva Peribáñez, responsable de Arte y Clientes Privados de Hiscox España.
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