El segundo gran reto tiene que ver con el compliance de los terceros o de los proveedores. Las investigaciones de las cadenas de valor de terceras partes son complicadas, así como las relacionadas con actividades externalizadas. Según Kleinhempel, en investigaciones realizadas a partir de entrevistas con compliance officers resultó que el 70 % no sabe lo que está pasando en las cadenas de suministros. Debe reforzarse el due dilligence, así como llevar a cabo monitoreos rutinarios de las cadenas de suministro. También se puede realizar training en comunicación y transparencia, así como establecer cláusulas de terminación en caso de violaciones éticas.
Por otro lado, existen algunos aspectos observables que son importantes de resaltar. Uno de éstos tiene que ver con la importancia que va adquiriendo el oficial de cumplimiento en países de Latinoamérica, y particularmente en Sudamérica. Ahora, según Kleinhempel, el 30 % reporta directamente al CEO o al directorio, y casi el 50 % de los mismos toma parte en las decisiones estratégicas de las compañías y pueden incidir y lograr cambios en el modelo de negocio cuando lo consideran arriesgado. El 50 % de estos se reúne periódicamente con los CEO y el 60 % con el directorio cada cuarto de año.
Siguiendo a Kleinhempel, encontramos dos tendencias principales en compliance que debemos observar. La primera es la creación de una auténtica cultura de compliance basada en la ética. No importa cuán buenos sean los procedimientos implementados, puesto que resultarán ineficaces si no creamos en la organización una auténtica “Cultura Compliance” desde el vértice ejecutivo de la compañía hasta la base general de trabajadores.