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Los últimos años han estado sin duda marcados por la pandemia por coronavirus, enfermedad que ha modificado nuestra forma de comunicarnos, de desplazarnos y de socializar con los demás, entre otras muchas cosas. Por eso las secuelas de la pandemia no solo tocan el ámbito estrictamente sanitario, sino que traspasan esta barrera y, de hecho, estos cambios en nuestras costumbres han desembocado en la aparición o agravamiento de otras enfermedades.

En este contexto, muchas personas se preguntan acerca de la relación del Covid con la incapacidad laboral, ya sea temporal o permanente, así como acerca de las posibles secuelas y enfermedades asociadas al coronavirus -además del propio Covid- que pueden dar derecho a una pensión por incapacidad. 

La realidad es que no solo es posible ver reconocida una incapacidad debido a las secuelas persistentes del coronavirus, sino que enfermedades de distinto tipo asociadas con la experiencia de los últimos años engrosan la lista de dolencias que más frecuentemente llevan a la Seguridad Social a reconocer esta circunstancia. 

Habrá que esperar un poco para ver si estas secuelas o el propio Covid Persistente pueden dar lugar a una incapacidad permanente, pero es nuestra opinión que en muchos casos será posible, o al menos debería serlo. Por ejemplo, el Síndrome de Fatiga Crónica ya es objeto de incapacidad permanente, así como la fibromialgia o la depresión (siempre que se cumplan los requisitos), por lo que cabría pensar que ocurrirá lo mismo cuando estas enfermedades aparezcan como secuela del Covid. 

Además, no hay que olvidar que determinadas secuelas del Covid o enfermedades asociadas tienen un probado carácter permanente. 

¿Qué enfermedades o secuelas asociamos a la pandemia por Covid?

No hay que investigar demasiado para darnos cuenta de que uno de los grupos de enfermedades que más ha aumentado su incidencia a raíz de la pandemia es el de las enfermedades mentales: ansiedad, estrés, depresión... se han disparado a raíz de la pandemia, convirtiéndose en crónicas en muchos casos.  Además, otras enfermedades preexistentes pueden verse agravadas debido al coronavirus, o bien aparecer como secuela. Es el caso del Síndrome de Fatiga Crónica o de la Fibromialgia. 

Estos son algunos ejemplos de enfermedades derivadas o asociadas al Covid que pueden llegar a generar incapacidad permanente:

Covid persistente. También llamado Síndrome Post Covid, Covid crónico o Long Covid, entre sus síntomas se encuentran los que afectan a la capacidad pulmonar, así como al sistema músculo-esquelético, digestivo y neuro-psiquiátrico. Tos, fatiga, dolor de cabeza, insomnio, pérdida de gusto y olfato, mareos, dolor articular, bajo estado de ánimo, trastornos inmunológicos, problemas en la piel, caída del cabello, cambios en la córnea del ojo…. son algunas de sus formas de manifestarse. 

Debemos tener en cuenta que la patología del Covid persistente es de muy reciente aparición y aún existe pocajurisprudencia que reconozca per se dicha patología como merecedora de la incapacidad permanente. No obstante, sí que muchas de las secuelas del Covid-19 han sido reconocidas ampliamente por la jurisprudencia de los tribunales como causantes del derecho a percibir una prestación de incapacidad permanente absoluta o total. 

Síndrome de Fatiga Crónica. Este síndrome puede ser una de las secuelas derivadas del Covid-19, si bien la Seguridad Social tiende a denegar en la solicitud inicial. Sin embargo, los tribunales sí están reconociendo el derecho a una pensión por incapacidad permanente en estos casos. El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por fatiga extrema que dura al menos seis meses y que empeora con la actividad física o mental, pero sin mejorar con el descanso. También se caracteriza por el sueño no reparador, así como dificultades con la memoria, el enfoque y la concentración, y también mareos que empeoran al pasar de estar acostado o sentado a estar de pie.
Fibromialgia. Se trata de un síndrome de sensibilización central que se relaciona con el Covid y que puede ser una de sus secuelas. Además, el Covid puede empeorar el estado de pacientes previos de esta enfermedad. Los síntomas de la fibromialgia incluyen dolor corporal, fatiga, sueño no reparador, problemas del estado de ánimo… También se produce un dolor adicional cuando se aplica una presión firme en áreas concretas del cuerpo, llamadas puntos hipersensibles o puntos dolorosos. 
Depresión. La situación social provocada por la pandemia- especialmente en lo que aislamiento se refiere- ha provocado un aumento del número de casos de depresión y, en general, un alza de las enfermedades mentales. Además, existen estudios que afirman que la infección por SARS-CoV-2 se acompaña de una serie de secuelas a nivel neuropsicológico o cognitivo que pueden traducirse en la prevalencia de la depresión post-Covid. Estado de ánimo irritable o bajo; dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño; cambios grandes en el apetito; cansancio y falta de energía; sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa… son algunos de sus síntomas.
Ansiedad. La ansiedad en todas sus manifestaciones sin duda ha aumentado debido a la pandemia, especialmente en formas específicas como las que nos llevan a sentir miedo a estar en lugares repletos de gente. Este miedo excesivo se relaciona precisamente con la posibilidad de contagio de enfermedades, pero también con el hecho de que hemos perdido la costumbre de movernos socialmente como antes. Por eso la fobia social o la agorafobia aumentan. 

En todos estos casos, hay que tener en cuenta que a veces habrá que esperar a que pase el tiempo necesario para que se vea reconocida una incapacidad permanente: la pandemia aún es reciente y también lo son sus secuelas y enfermedades asociadas. 

Por eso es importante el reconocimiento de la incapacidad temporal y la acumulación de todos los medios de prueba necesarios de cara a una solicitud posterior con carácter permanente. Si es así, tendrás derecho a una pensión mensual mientras sigas padeciendo dicha enfermedad. 

Eso sí, cuando la enfermedad o secuela tenga un claramente carácter permanente, se podrá reconocer rápidamente esta condición sin necesidad de un periodo previo, con su correspondiente pensión. 

El hecho de que el Covid persistente se esté empezando a reconocer como merecedor del derecho a percibir una incapacidad permanente abre una ventana de oportunidad para todas aquellas personas que aún conserven secuelas incapacitantes por haber pasado la enfermedad.

En muchos casos, aunque a día de hoy aún no tengamos jurisprudencia pacífica acerca de los requisitos objetivos y subjetivos necesarios para que se devengue el derecho a la incapacidad permanente, sí que nos encontramos ante una buena oportunidad para solicitar la prestación, pues muchas de las patologías y secuelas ya son reconocidas de forma sistemática como merecedoras de la incapacidad permanente.  




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