Oscar Daniel Franco Conforti
Como ya hemos visto y desarrollado en artículos anteriores, la confianza se construye con: a) calidad, b) conocimiento, c) coherencia, d) credibilidad, e) creatividad, f) consistencia, y g) compromiso.
La propuesta de hoy es abordar el tema del conocimiento como uno de los elementos que componen la confianza en las #buenaspersonas y los buenos profesionales.
Por lo general el término conocimiento se emplea para hacer referencia a los saberes y/o sabiduría del profesional.
¿Es importante asegurar el conocimiento?, pues porque es imprescindible contrarrestar el movimiento de desprofesionalización que, actualmente, atraviesa la sociedad (donde cada día, tristemente, es posible comprobar el nivel de ignorancia con el se habla sobre ciertos y determinados temas).
Necesitamos reconfigurar los saberes profesionales orientados hacia una identidad profesional sólida, construida desde la investigación continua, el estudio y desarrollo profesional que requiere la producción de conocimiento específico con implicaciones en el grado de compromiso profesional fundamental para el desarrollo y la transformación de la sociedad.
Platón sostuvo que la diferencia entre el conocimiento, la «creencia» y la «opinión» era que estas últimas integran el mundo de lo aparente, es decir, se ubican en el ámbito de lo probable e ignoran la realidad de las cosas, mientras que el conocimiento es aquello que esta en el mundo real y es necesariamente verdadero (episteme).
En el sentido más amplio del término, podríamos definir al conocimiento, como la posesión de múltiples datos interrelacionados que, al ser tomados en conjunto poseen un alto valor cualitativo (lo que significa que tomados por sí solos, poseen un valor cualitativo inferior).
El proceso del conocimiento involucra cuatro elementos:
- Persona: observador.
- Objeto: observado.
- Operación: percepción sensorial.
- Representación interna (el proceso cognoscitivo): entendimiento y razonamiento
Tipos de conocimiento:
- Se habla de conocimiento explícito, cuando éste puede ser transmitido de una persona a otra formalmente (por ejemplo, una explicación verbal).
- El conocimiento implícito es aquel que se relaciona a experiencias personales o modelos mentales, y que por tanto, resulta difícil de comunicar.
La sumatoria de ambos tipos de conocimiento nos realza como un profesional con autoridad (prestigio y reconocimiento) en la materia, lo que nos lleva a la «confianza» piedra angular del marketing reputacional.
Como conclusión, vale decir que, para generar marketing reputacional no solo debes hablar con conocimiento, que también, sino que además deberás desarrollar las habilidades propias de las buenas personas que además son buenos profesionales, de modo tal, que puedas transmitirle a tus clientes, incluso con facilidad, el conocimiento implícito.
Seguimos la semana próxima con la coherencia, no dejes de visitar nuestra página web seguimos buscando buenas personas que quieran sponsorizarnos en ésta idea de poner en valor a las #buenaspersonas.