La publicación de los datos de contabilidad nacional relativos al segundo trimestre de 2020, ponen de manifiesto el efecto esperado del impacto de la pandemia causada por la COVID-19 en nuestra economía, en gran parte prácticamente paralizada este trimestre. La contracción del PIB del 18,5%, tiene como base la reducción del 15,2 % del consumo (21% en el caso de los hogares) y del 21,9 de la formación bruta de capital. Así mismo, las exportaciones se han contraído el 33,5%, y las importaciones el 28,8% en el trimestre. Esto ha tenido su consecuencia directa en el empleo. Según los datos de la EPA de este segundo trimestre, se han destruido más de 1 millón de empleos, sin tener en cuenta a los afectados por ERTEs con suspensión de empleo, siendo el peor trimestre periodo de la historia. Así mismo las horas efectivas de trabajo realizada han disminuido un 22,59% respecto al primer trimestre
Hay que indicar que sectores claves para nuestra economía han tenido un retroceso importante: Comercio, transporte y hostelería ha caído el 40,4%, las actividades de ocio el 33,9%, la construcción el 24,1%, la industria el 18,5%, con especial relevancia en el sector del automóvil... A excepción de la agricultura y de los servicios bancarios y de seguros, el resto de sectores ha tenido tasas negativas de crecimiento. Según el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, Antonio Pedraza, “especialmente afectados están siendo, además del turismo y actividades relacionadas con éste, el sector del automóvil y el sector inmobiliario, fundamentalmente el mercado de segunda vivienda y turística, no tanto la obra nueva, debido a la demanda que había anterior a la pandemia”, que según el vicepresidente de la citada Comisión Financiera, Salustiano Velo, “se está viendo agravado porque los costes de producción de están incrementando, en parte por la escasez de mano por la reestructuración tras la crisis pasada.”
No obstante, el apoyo recibido de Europa y del BCE, con sus políticas monetarias agresivas, está provocando que la prima de riesgo española se sitúe en torno a 0,82 puntos y el bono español cotice a 0,50%., lo cual favorece a nuestra economía dado el alto nivel de deuda actual y el que se prevé que alcance a final de año. Sin embargo, las ayudas del plan europeo de reestructuración no llegarán hasta 2021, lo que puede provocar problemas de liquidez para financiar las ayudas comprometidas por el Estado, como son los ERTEs, que se están pagando con cierto retraso, y que por tanto van a ahondar más en el déficit de este año. Para la vicepresidenta de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, Montserrat Casanovas, “es preocupante que según la EPA, el número de hogares en los que todos los activos están en paro haya aumentado en 156.000, mientras que los que tienen a todos sus activos ocupados se haya reducido en 261.000.”
Las perspectivas para este tercer trimestre, que se auguraban mejores, se están viendo muy perjudicadas por los rebrotes, con sus efectos no solo sanitarios, sociales y económicos sino también de imagen, por las restricciones impuestas por otros países. A esto se añade la incertidumbre del próximo otoño, en un escenario en que se pudiera agravar la pandemia, lo que nos llevaría a una situación mucho más preocupante. Para Pedraza, “nos preocupan los rebrotes de la pandemia, que podrían impedir la recuperación del segundo semestre, que contemplaban las previsiones más optimistas”.
A pesar de ello, mantenemos nuestras previsiones del mes anterior, con contracción del PIB en 2020 del 11,2% y de la tasa de paro entre el 20/22%, considerando que los ERTES se prorroguen hasta final de año. Así mismo, mantenemos nuestra previsión del déficit en la horquilla 12-15%, y la deuda pública en torno al 120-125%.
En los mercados financieros, la volatilidad sigue reflejando la incertidumbre existente en torno a la situación sanitaria. Reflejo de esa incertidumbre es la subida del oro a 1.960 euros la onza, como activo refugio, así como el incremento del ahorro prevención, que estimamos se sitúe por encima del 11% a final del año, dado que la volatilidad no ayuda a invertir ese ahorro.
El presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, ha destacado que “para iniciar la senda de la recuperación, es fundamental que los presupuestos que se presenten sean consensuados por la mayoría de los partidos y tengan en cuenta políticas anticíclicas e incluyan medidas para favorecer los sectores de I+D+I que potencien la productividad y la formación, sobre todo de las nuevas generaciones”. Valentín Pich ha añadido que “para remontar la crisis que estamos viendo en estos momentos, se precisa, entre otras cuestiones, una estabilidad institucional, una gestión eficiente y la coordinación de las diferentes administraciones, todo ello en pos de alcanzar unos objetivos que han de estar muy bien definidos y ser homologables con los de los de los países de nuestro entorno, dado que vivimos en un mundo globalizado”. Según Pich, “así podremos continuar siendo un país creíble de cara a los inversores y, sobre todo, a nuestros ciudadanos”
Por último, según el presidente de los economistas, Valentín Pich, “igual o más importante es que las ayudas aprobadas en la Unión europea, que se empezarán a recibir en 2021, sean bien distribuidas y aplicadas, con un gran apoyo al sector privado para evitar el cierre de empresas y despidos de trabajadores, ampliando los ERTEs hasta final de año”.
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