Es lo que se lleva ahora mismo. Todo el mundo deseando lo mejor para el año que acaba de nacer. Y está muy bien. Requetebien. Pero si nos lo miramos con perspectiva, la verdad es que somos un poco rancios… ¿Y que pasa con el 2025, el 26 y los demás años que si no nos cargamos el planeta antes, vendrán??.. No decimos nada. No sea caso que nos mojemos en algo que aún no toca. Nadie lo ha decidido, pero hace feo desmarcarse del resto y por esto acabamos, sin darnos cuenta, haciendo lo mismo que los demás.

Así que en lo personal, mi mayor deseo es que a partir de ahora, vayamos pensando en tener el valor de hacer y decir lo que nos parezca a cada uno y una. Podría ser el inicio de que estos magníficos deseos que expresamos al principio de cada año, se cumplan de verdad algún día.

Dicho esto, me voy a la cosa profesional. Llevamos años, ya demasiados, llenándonos la boca con eso de las medidas de eficiencia digital y procesal. Y también es algo que está muy bien… pero de nuevo sobre el papel del BOE y los sesudos estudios y trabajos que corren por ahí. En la práctica de cada día, lo del papel cero sigue siendo una falacia y todo lo que viene a partir de ahí, salvo alguna honrosa excepción, un auténtico desastre. Pero no quiero hacer leña del árbol caído y por eso no voy a plantear deseos de gran altura. Para este 2024, me conformaría con no tener que presentar en papel documentos que previamente hemos presentado telemáticamente en el Juzgado; con que los expedientes judiciales electrónicos estuviesen completos de una puñetera vez y con que los videos de las vistas orales estuviesen colgados en la nube. Y si hay que reformar alguna Ley para que esto sea posible (que hay que hacerlo), que se haga también de una puñetera vez (basta con publicar un Real Decreto cualquiera...).

Luego ya, cuando tengamos estas cosillas básicas resueltas, podremos ir a por otros retos que los ilusos dan ya por cumplimentados, cuando hoy por hoy aún solo existen en Matrix.