Carpeta de justicia

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Se acerca la navidad y el  peque de la casa nos está pidiendo un videojuego para la PlayStation4, concretamente uno de Star Wars. A mí me fastidia porque supone de forma directa que voy a jugar menos (que ya juego poco), pero como buen gamer, sé pasar el testigo (el mando) a las nuevas generaciones.

En mi época de jugador de videojuegos, época que empezó a mediados de los ochenta y que se mantiene hasta el día de hoy, los videojuegos eran lo que mis padres llamaban con cierta condescendencia “marcianitos”, hoy más de trescientos ochenta millones de personas siguen los llamados eSports que tienen hasta su propio canal de televisión

 

 

La industria del video juego es pujante y se posiciona como una de las que más beneficios genera y más puestos de trabajo especializados.

A resaltar especialmente la pujanza de los juegos en dispositivos móviles lo que supondrá un reto para las características gráficas y de autonomía de los dispositivos. Pero… ¿qué pasa con el derecho? ¿Cómo están regulados los video juegos?

Pues bien, en el sector legal se sigue pensando que esto de los videojuegos es “jugar a marcianitos”, es decir, el derecho sigue en los ochenta o setenta.

La LPI no regula los videojuegos

La Ley de Propiedad Intelectual no regula los videojuegos como tal, podrían ser asimiladas a las obras multimedia, pero ¿se trata de muchas obras o de una sola?

La cuestión sigue sin ser pacífica, el hecho de que se reúnan en un software obras como imágenes en movimiento (gráficos), música y demás, podría hacer pensar que se pueda proteger el video juego por si mismo, pero nuestra Ley no lo contempla, así que, al fin, acaban siendo protegidas, individualmente, cada una de las aportaciones.

No obstante, todo lo anterior, los videojuegos acaban siendo creados bajo el techo de una empresa que acaba adquiriendo los derechos de propiedad intelectual económicos de los creadores (informáticos, diseñadores gráficos, etc…) pero no así los derechos morales que son irrenunciables razón por la cual muchos videojuegos tienen unos “títulos de crédito”.

El caso de Star Wars

En el caso de Star Wars hay, además, un juego de adquisición de derechos que puede ser algo complicado de entender.

 

En la próxima película Star Wars: el último Jedi (Star Wars: the last Jedi) se conjugan diferentes creaciones como el guion, la música y la interpretación de los actores. Éstos últimos seguramente habrán cedido su imagen a Disney que adquirió hace unos años los derechos de Lucas Films, creador del mundo Star Wars .

A su vez, estos actores, en su contrato, habrán cedido los derechos al merchandising que Disney tiene preparado para la película entre lo que se encuentra el desarrollo de los posibles videojuegos.

 

Como vemos estos videojuegos son desarrollados por EA Sports y y Lucas Films que pertenece a Disney.

En el caso del videojuego, no se trata de imprimir la cara del actor en una taza sino de utilizar su imagen y, en su caso, su voz, dotarle de movimiento e inventar una historia nueva. Toda una aventura galáctica.

Cuando compramos un videojuego, pues, no solo hay detrás un gran negocio, también hay un gran esfuerzo creativo que el derecho protege mediante la Ley de Propiedad Intelectual y también unos derechos individualizables propios de una obra en colaboración que acaban subsumidos o suelen acabar bajo la rúbrica de una empresa que los explota y, por último, una adquisición de una licencia de uso que hace el consumidor sobre la que ya hablaremos.

Así que, sí, le compraremos el juego al chaval y yo seguiré jugando, por fin los frikis no tenemos que escondernos y, quien sabe, si él o alguno de los hijos o hijas que quien me lea sea el próximo creador de un éxito gamer  o la próxima estrella de los eSports

 

Que la fuerza te acompañe.




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