La sociedad, en la actualidad y desde hace ya un tiempo, se caracteriza por generar un tráfico de información y comunicación muy abundante y en ocasiones hasta peligroso.
Este hecho ha obligado a todos los profesionales, y por lo tanto a los juristas, a entrar de lleno en el mundo online. Este panorama se ve reflejado en numerosos niveles, tanto social, como político, como muchos otros pero sobre todo a nivel deontológico.
Como encontré a lo largo de mi búsqueda sobre esta materia nuestro Código Deontológico define que es necesario dotar a los abogados de “los instrumentos más eficaces para abordar el siglo XXI “.
A corde con la información expuesta anteriormente nos disponemos a proponer una idea para la mejora e innovación del sector legal en España, que consiste en mejorar la asistencia a casos de abusos y acoso en redes sociales que tienen lugar todos los días ante ojos de todos y sobre todo proyectados a la parte de la sociedad mas vulnerable a este problema, niños y adolescentes.
Centrándonos pues en estadísticas recogidas por el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2014, en España, jóvenes de entre 10 a 22 años son los que más utilizan Internet (un 99,2% para los hombres y un 97,5% para las mujeres). Según el estudio “Juventud y Violencia”, de la Fundación Pfizer, el 11,6% de los adolescentes españoles de entre 12 y 18 años ha sufrido maltrato psicológico a través de la Red y casi una décima parte de los niños españoles ha sufrido ciberbullying, un porcentaje que aumenta con la edad. Esto tiene que parar ya.
A continuación tenemos todos los datos expuestos, y nos ponemos en el lugar de aquellos adolescentes, como persona afectada por estos mismos problemas a analizar que siendo nosotros los que recibimos el abuso, no tenemos ninguna forma efectiva de denunciarlo. Hay numerosos casos que han sido llevados a juzgados de bullying por red y abusos, pero en la mayoría es porque han llevado a la víctima al depresiones, autoagresión o incluso a veces al suicidio o a los bordes de ésta. Si hablamos de uno de cada diez jóvenes pasando por esto, ¿no debería haber una forma mas efectiva?
Nosotros proponemos un sistema de reconocimiento de identidad de redes sociales, en las que cada usuario tenga que poner su numero de identificación y esa cuenta no entrara en funcionamiento hasta que sea verificada y validada. Una vez hecho el primer paso se creara la cuenta y habrá un sistema de puntos, 6 específicamente, que se dependiendo de tu comportamiento en la red podrán ser retirados como multa hasta llegar a cero.
El funcionamiento es sencillo, todos los usuarios tendrán un botón de denunciar abuso, cuando su persona esté siendo agredida por la red y se retirará anónimamente un punto de esta persona. Conozco de la existencia de un botón parecido en redes sociales, pero no sirve para nada, no protege a nadie de bullying, lo peor que puede pasar es que se borre la cuenta del usuario y éste se haga otra. Por ello mi idea va mas allá en el momento en el que se agoten los 6 puntos se bloqueará la cuenta y el usuario y se archivará en una base de datos, y esta persona pasará a ser denunciada y sus acciones selladas en la base, de forma que actuaran como antecedentes penales.
No podrá hacerse otra cuenta ya que necesitará su numero de identificación que ya está registrado a la otra cuenta y por tanto no podrá acceder a redes sociales. En el siglo XXI éste es el peor de los castigos. La cantidad de gente realizando estos abusos sin sentido disminuiría por miedo a un aislamiento tecnológico.
El supuesto de hecho sería realizar acciones abusivas o ciberbullying. La consecuencia jurídica sería el aislamiento de redes sociales permanente. Todo ello sería posible mediante la implantación en todas las redes sociales y utilización por parte de los usuarios, del sistema de puntos.
Carla Jáudenes Cumia, estudiante de primero de derecho y emprendedora de ideas que mejoren la sociedad.