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  • El Consejero Independiente, los planes de sucesión y RSC, elementos cada vez más relevantes en los planes de Buen Gobierno

El Centro de Buen Gobierno (CIB), una iniciativa de la firma de servicios profesionales Grant Thornton y de la escuela de negocios IE Business School, ha celebrado su nueva jornada de Gobierno Corporativo, que ha contado con la presencia de la presidenta de la CNMV. Elvira Rodríguez ha hecho un repaso a las principales reformas que ha introducido España en los últimos años para mejorar el Gobierno Corporativo y ha calificado de “elevado” el grado de cumplimiento del nuevo Código de Buen Gobierno por parte de las principales compañías españolas cotizadas.

La jornada fue inaugurada por Tomás Garicano, director del CIB y por Jose María Fernández Ulloa, presidente de Grant Thornton, que ha valorado las iniciativas explicadas por la presidenta de la CNMV como muy positivas y que “han permitido situar a España en la vanguardia de las jurisdicciones más exigente sobre Gobierno Corporativo”.

Junto al Código Unificado, la nueva Ley de Sociedades de Capital introduce la figura del Consejero Independiente Coordinador, importada de Estados Unidos. En España se ha establecido que cuando el presidente del consejo de administración de las entidades cotizadas tenga condición de consejero ejecutivo, el consejo de administración deberá nombrar necesariamente a un consejero coordinador entre los consejeros independientes. De esta forma, esta figura se eleva a rango de ley y se refuerza el papel de los consejeros independientes en la estructura de gobierno de la empresa.

Gonzalo Navarro, socio de Mercantil de Grant Thornton, explicó a los asistentes a la jornada que “este consejero deberá ser verdaderamente independiente y estar libre de conflictos de interés y de ataduras con la dirección de la compañía; deberá ser líder, conciliador y tendrá que tener conocimiento del negocio y del sector”.

Las funciones y responsabilidades de este Consejero varían en función de las compañías, aunque todas deben estar encaminadas a servir de contrapeso al poder primer ejecutivo, liderar a los consejeros independientes y hacer que la información fluya de forma adecuada entre éstos y la sociedad. Para que su figura tenga éxito desde un punto de vista práctico, “deberá actuar honestamente y permanecer en su puesto durante un tiempo adecuado, para dar estabilidad a su posición. Además, ha de ser evaluado, retribuido y dotado de medios para ejercer sus funciones y puesto con eficacia. Él, a su vez, deberá destinar el tiempo adecuada para ejercer correctamente sus funciones”, explicó Gonzalo Navarro.

Planes de sucesión

La planificación del relevo de los miembros del consejo de administración fue otro de los aspectos analizados en la cita. La nueva normativa insta a preocuparse de ello y, según la presidenta de la CNMV, “es una preocupación principal para los inversores institucionales y tendrá gran relevancia en las Juntas de Accionistas de 2016”. Estos planes generan confianza en los accionistas y demuestran la capacidad de las compañías para adelantarse a los imprevistos y mantener el modelo de negocio actualizado.

Este aspecto novedoso del gobierno corporativo en España fue analizado, entre otros, por Belén Romana, consejera de Santander y de Aviva, que afirmó que “un plan de sucesión permite asegurar la supervivencia de la empresa y ayuda a identificar qué se quiere hacer y con quién en el entorno cambiante actual”. Romana aseguró además que “se debe prever un mapa continuo de personas interesantes para la compañía para que si se produce la salida de un consejero, pueda haber capacidad de reacción”.

La RSC, un compromiso voluntario

La jornada se completó con un repaso a lo que es y no es Responsabilidad Social Corporativa y qué enfoques principales están aplicando es las compañías en sus planes concretos sobre la materia. El director del Centro de Buen Gobierno y profesor del IE Business School, Tomás Garicano, destacó la importancia que se le ha dado a la RSC tanto en la reforma de la Ley de Sociedades de Capital como en el nuevo Código Unificado. “La RSC debe entenderse como un compromiso voluntario asumida por las empresas, basado en el concepto de ‘valor compartido’ (‘shared value’), es decir, que se puede crear valor para los accionistas al mismo tiempo que se crea valor para los grupos de interés considerados prioritarios para la empresa”.

Según explicó Garicano, las empresas deberán identificar dimensiones que les permitan mejorar su competitividad y productividad, mejorando al mismo tiempo las condiciones del entorno en el que desarrollan su actividad. “Una herramienta de gran utilidad para identificar esas dimensiones que añaden valor compartido es la cadena de valor de la propia compañía”, indicó el director del CIB. Por último, resaltó la importancia de ir más allá de disponer de códigos y declaraciones de intenciones por parte de las empresas, para buscar un verdadero alineamiento entre la visión estratégica de la empresa, el modelo de gobierno corporativo y la cultura de la compañía, “un  aspecto que se considera crítico para implementar una estrategia que permita la creación de valor sostenible a largo plazo”, aseguró Garicano.

 

 

 

 




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