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Qué es la tokenización

La tokenización implica la transformación del valor de un bien en un activo digital a través de la tecnología blockchain, representando cada token una parte proporcional del activo. Una de las principales ventajas que permite la tokenización es la eliminación de intermediarios en la comercialización, facilitando de esta forma las transacciones.

Cada una de las transacciones se ajustará a lo estipulado en los smart contracts de cada uno de los token. Estos smart contracts se diferencian de los contratos tradicionales en que estos últimos están sometidos a interpretación, de forma que en ocasiones puede dar lugar a error y, con ello, posibles incumplimientos que acabarán resolviéndose ante los tribunales.

La ventaja de los smart contracts es que al tratarse de un código de programación, no están sujetos a interpretación alguna, por lo que los derechos y obligaciones de cada una de las partes de la transacción están perfectamente definidos.

Qué se puede tokenizar

Si pensamos en qué activos se pueden tokenizar, podríamos decir que casi cualquier cosa u objeto, ya sea material o inmaterial, es susceptible de tokenización.

Así, nos encontramos con una gran variedad de activos tokenizados: desde activos inmobiliarios, contratos de préstamo, obras de arte, etc.

Qué derechos otorga

Si bien la tokenización de activos es posible, resulta necesario determinar qué implicaciones legales y jurídicas tiene la adquisición de un token, pues no siempre supone el pleno dominio del bien.

En este sentido, debemos tener en cuenta que para que determinadas transacciones surtan efectos jurídicos, deben ajustarse a las exigencias formales contempladas en las correspondientes disposiciones legales.

Así, por ejemplo, la adquisición de un token de un activo inmobiliario no implica que con ello se adquiera la propiedad del bien, puesto que para que ello sea posible es necesario formalizarlo en escritura pública ante notario e inscribirlo en el Registro de la Propiedad de la provincia donde se sitúe el mismo.

Ello no obsta a que el titular del token adquiera otros derechos distintos al de la propiedad, como pueden ser las rentas derivadas del alquiler, si es el caso, recibiendo de esta forma una cantidad proporcional a la representación del token en el activo.

Distinto ocurre en el caso de tokenización de una obra digital. Este tipo de transacciones no requieren del cumplimiento de una formalidad, por lo que el titular del token podría tener los mismos derechos de propiedad que el autor de la obra. Dependerá en este caso del contrato de cesión de derechos que se haya estipulado y las limitaciones que se hayan establecido en el mismo.

En cualquier caso, el titular de un token tendrá siempre los derechos que se hayan previsto en el smart contract asociado al mismo, siendo en la mayoría de casos el derecho a la obtención de los beneficios derivados de los mismos, sin que esté condicionado a la adquisición de la propiedad.

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