Carpeta de justicia

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«Una mala persona no llega nunca a ser un buen profesional»

Howard Gardner (neurocientífico, y autor de la teoría de las inteligencias múltiples).

 

Gardner justificó sus afirmaciones explicando que no se puede ser un excelente profesional «[..] porque no alcanzas la excelencia si no vas más allá de satisfacer tu ego, tu ambición o tu avaricia. Si no te comprometes, por tanto, con objetivos que van más allá de tus necesidades para servir las de todos. Y eso exige ética.»

Ello me permite afirmar existe una relación directa entre ser buena persona y ser un buen profesional, y es evidente que para que esa asociación se dé es necesario que la persona lleve a la práctica tanto los principios morales y como los éticos.

En el artículo ¿Qué relación hay entre las buenas personas y los buenos profesionales? afirme que hay personas que ven a la ética como el lujo de quienes ya han logrado el éxito —económico o material— y creen que no van a triunfar sin «pisotear» a los demás.

Sirva esta introducción para hacer referencia a un episodio que se vivió esta semana cuando, el fotógrafo Dani Gago captó una imagen en la que se ve al ministro de Universidades, Manuel Castells [1], entrar en el Senado con una camiseta con el mensaje "Equal Rights" (Mismos derechos) ante la jocosa mirada del senador Rafael Hernando [2].

El ministro de Universidades, Manuel Castells, en la sesión de control al gobierno del Senado. pic.twitter.com/zNh7VqZIvm

— Dani Gago (@DaniGagoPhoto) March 3, 2020

 

 

Lo que me lleva al tema que quiero tratar en presente artículo: la coherencia.

Al considerar a la coherencia como un valor, la vincularemos con la honestidad y la responsabilidad, tanto en nuestras relaciones personales (donde se refleja en la sinceridad) como en el ámbito profesional (indispensable para ser ser considerado confiable).

En su aspecto intrapersonal, es considerada como un medio que fortalecer el carácter y desarrollar entre otras virtudes la prudencia y un comportamiento auténtico.

La primera aclaración que hay que hacer es que el sentido que aquí se le da al termino coherencia guarda relación con la actitud que se refleja en el comportamiento de las #buenaspersonas y los buenos profesionales.

Aunque por lo general el término coherencia suele ser empleado en un sentido lógico y «vinculado a la verdad», aquí la coherencia es una «cualidad personal» por la que la persona actúa en forma lógica y consecuente con sus ideas, principios y valores, es decir que hay una relación lógica entre lo que se piensa, se expresa y se actúa, independientemente de que (sus ideas, principios y valores) sea verdad o no.

Si bien ser coherente nos llevará a actuar en base a nuestras propias convicciones debemos ser conscientes que existe el riesgo de adoptar una actitud de «yo soy como soy y así pienso» mostrando cierta tendencia a la obcecación y la obstinación. Efectivamente, la coherencia exige esa firmeza y postura, pero se necesita un criterio bien formado para no caer en dichos extremos nada deseables.
Esto se traduce en la necesidad de comprender que ser coherente no es sinónimo de ser inflexible, sino todo lo contrario, ser coherente implica cierto grado de flexiblidad para, entre otras cosas, aceptar nuestra propia evolución como personas.

Para la práctica y vivencia de este valor puede que nos sea de utilidad tener presente el sentido que Platón da al cambio natural de la vida.  En un fragmento de El banquete, el filósofo pone en boca de Diotima una singular teoría de la inmortalidad y dice:

«[…] ese individuo nunca tiene en sí las mismas cosas, sino que continuamente se renueva y pierde otros elementos, en su pelo, en su carne, en sus huesos, en su sangre y en todo su cuerpo. Y no sólo en su cuerpo, sino también en el alma: los hábitos, caracteres, opiniones, deseos, placeres, tristezas, temores, ninguna de estas cosas jamás permanece la misma en cada individuo, sino que unas nacen y otras mueren. Pero mucho más extraño todavía que esto es que también los conocimientos no sólo nacen unos y mueren otros en nosotros, de modo que nunca somos los mismos ni siquiera en relación con los conocimientos, sino que también le ocurre lo mismo a cada uno de ellos en particular.»

Respondiendo a la pregunta que encabeza el artículo, estimo que es importante ser coherente porque solo quien actúa conforme a sus principios y valores podrá construir (o no) confianza con los demás.

Hasta la semana próxima, no dejes de visitar nuestra página web seguimos buscando #buenaspersonas que quieran sponsorizarnos.

Manuel Castells [1] Autor de 26 libros y coautor o editor de otros 22, es doctor honoris causa por 18 universidades europeas y ha sido profesor invitado en 17 de las más prestigiosas del mundo, entre ellas las de Oxford y Cambridge y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). El número de premios y distinciones que figuran en su currículo apabulla, entre ellos el Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política en 2008 o el premio Holberg de 2012 creado por el Parlamento de Noruega para suplir las carencias del Nobel en ciencias sociales. Tener ese nivel de reconocimiento internacional es una excelente credencial para ocupar la cartera de Universidades (Fuente El País https://elpais.com/politica/2020/01/05/actualidad/1578248195_961148.html)

Rafael Hernando [2] Licenciado en Derecho por la Universidad de Alcalá, y con un máster en Administración y Dirección de Empresas por ICADE, está divorciado y tiene tres hijos. Empezó su carrera política en 1983 en el Partido Popular. (Fuente Wikipedia)




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