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León, 14 oct (EFE).- El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha confirmado la sentencia de la Audiencia de León que condenó a una pena de 25 años y cuatro meses de cárcel al acusado de matar en marzo de 2020 a su casera 52 puñaladas en una vivienda de la calle Obispo Almarcha de León.

La sentencia emitida por la Audiencia de León y confirmada ahora por el TSJCyL condenó al acusado por el delito de asesinato con alevosía y ensañamiento a la pena de veintiún años de prisión, mientras que como autor de otro delito de robo con violencia en casa habitada se le impusieron otros cuatro años y cuatro meses.

También se le condenó a indemnizar a los dos hijos y a la pareja de la víctima con 108.000 euros, además de tener que hacer frente a las costas del juicio.

La sentencia consideró probado que se trató de un asesinato y que hubo alevosía por la forma en la que se produjo la muerte de la mujer, a la que causó un dolor innecesario y desproporcionado en su objetivo de acabar con su vida.

Igualmente, dio por probado que el condenado fue autor de un delito de robo con violencia ya que sustrajo 3.000 euros que la víctima guardaba en la habitación donde la mató.

El fiscal sostuvo que el 24 de marzo de 2020 el acusado fue a hablar con su casera, de 66 años, que vivía en el piso de abajo, provisto de una navaja con la intención de cometer el crimen para evitar el desahucio.

La víctima era propietaria del edificio de la calle Obispo Almarcha en el que se cometieron los hechos, donde vivía en uno de los pisos y tenía alquilado el resto.

Según el fiscal, tras cometer el crimen y llevarse los 3.000 euros de la vivienda de su casera, volvió a su casa, se duchó y se deshizo de la ropa que llevaba y de la navaja, que no ha sido encontrada.

Aunque desde el principio la Policía le consideró el principal sospechoso, su detención no fue posible hasta dos años después gracias a unas muestras de su ADN halladas en el escenario del crimen, algunas de ellas en la ropa de la víctima.

En el inicio del juicio el acusado no quiso declarar y se remitió a lo manifestado durante la instrucción, cuando reconoció los hechos, pero durante la ultima sesión de la vista oral ejerció su derecho a la última palabra para reiterar que asumía que fue él quien mato a la mujer, aunque precisó que solo recordaba haberle asestado dos puñaladas.

También pidió perdón por lo sucedido y señaló que no sabe qué fue lo que pasó por su cabeza. 




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