Junto a algunas aristas jurídicas, María José Arancibia analiza cómo las opiniones y noticias falsas pueden entorpecer el actuar profesional

En las últimas semanas, un emprendimiento chileno se hizo conocido mundialmente en cuestión de días. “Miel Gibson” llegó a portadas de medios tan relevantes como The New York Times, debido al conflicto sobre el derecho a la propia imagen que se configuró por el uso de una fotografía del actor de origen australiano Mel Gibson en la etiqueta del envase.

María José Arancibia es la abogada especializada en PI que tomó el caso y que, además de los factores legales, debió enfrentar una oleada comunicacional en la que aparecieron elementos tan contemporáneos y complejos como las llamadas “fake news”, cuyo ritmo de rotación es frenético e impredecible.

Yohana Agurto, creadora de un emprendimiento familiar de miel, recibió un correo electrónico de cease and desist, advirtiéndole que dejara de usar la imagen del actor, caracterizado como personaje de la película “Corazón Valiente”, puesto que no existía una autorización para ello, la que suele otorgarse formalmente tras las respectivas peticiones de permiso y eventuales pagos de derechos.

Arancibia ahonda sobre el factor comunicacional en casos como el de “Miel Gibson”: “La forma en que uno comunica es sumamente delicada. Al haber opiniones y noticias falsas, que no se condicen con la realidad, se entorpece cualquier tipo de acción para salvaguardar los intereses del defendido, en este caso la señora Agurto”.

Fue así como fue necesario desplegar amplios esfuerzos para, por ejemplo, aclarar a los medios de comunicación que no hubo acuerdo entre las partes. Otro elemento clave en el origen y desarrollo del caso fue el desconocimiento de la emprendedora respecto del uso de imágenes sin los respectivos derechos, situación que no es infrecuente y que muestra la necesidad de que el abogado sea entendido como un aliado y no un obstaculizador del negocio.

En ese sentido, más allá de la confusión mediática, los pasos fueron ágiles y claros. Arancibia explica: “De acuerdo a la normativa chilena, ella no estuvo en peligro de perder su negocio. Pero cuando ella toma conocimiento del caso se estudió el problema y la alternativa que entregamos fue sacar la imagen del actor, manteniendo su emprendimiento y nombre, lo que le permite comercializar su miel en todo Chile”.

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