Los jóvenes cada vez tienen mayor acceso a contenidos pornográficos, incluso, ellos mismos tienen cada vez menos reparo en generar y grabar nuevos contenidos explícitos. Como ejemplo tenemos a los clásicos grupos de WhatsApp en los que “el más sinvergüenza” se atreve en alguna ocasión a pasar fotos subidas de tono o totalmente explícitas de “sus partes” o de videos con parejas actuales o ex parejas.
Ante la difusión en grupos de WhatsApp o en conversaciones en redes sociales (incluida la propia aplicación de WhatsApp) hay que tener en cuenta sus consecuencias penales, que no son pocas y que en el caso de que el contenido sea de menores de edad, es sumamente grave.
Ejemplo de ello es el suceso comentado en el Artículo en el que comento lo sucedido en Dinamarca, donde más de 1.000 jóvenes han sido acusados por la posesión y difusión en redes sociales de pornografía infantil (haz clic para leer el artículo)
Consejos a padres y tutores
Un consejo a navegantes debe ser que hay que controlar con máxima prioridad las redes sociales de los menores de edad, el uso que hacen, con quién contactan, y sobre todo, QUÉ ALMACENAN EN EL MÓVIL.
Que las nuevas generaciones van un paso por delante de los adultos, ES CIERTO, pero siempre el adulto puede adelantarse a la picaresca del menor y realizar un control de CONTENIDO y COMUNICACIONES mucho antes de que el menor se lo espere.
Pide revisar conversaciones a primera hora de la mañana, con el desayuno, antes de que estén listos para empezar el día e ir a clase (por ejemplo), durante la mañana es cuando uno revisa su teléfono y borra emails, mensajes, contenido que le estorba o sobra, de forma instintiva como el que ordena la mesa del trabajo antes de empezar el día. No obstante, si nos visitan dentro de los 10 minutos recién empezar la mañana, nos encuentran con todo como se quedó ayer. Padres y madres deben estar muy atentos.
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