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Rafael Mozo señala que la sociedad no puede funcionar “sin un servicio público de Justicia eficaz y de calidad” y destaca que este es fundamental para las víctimas de delitos como la violencia de género o la trata de seres humanos. El director de la Escuela Judicial afirma que la confianza de los ciudadanos en que efectivamente los jueces son la garantía de los principios y derechos constitucionales “es lo que nos legitima, y nos legitimará siempre, como Poder Judicial”

El presidente del Consejo General del Poder Judicial, p.s., el vocal Rafael Mozo, ha recordado hoy a los miembros de las dos nuevas promociones de jueces y de magistrados que se han incorporado a la Carrera Judicial que su función es procurar la paz colectiva y asegurar la convivencia, “favoreciendo que el respeto a la ley y a los derechos de los demás sea una norma común de comportamiento”. 

En el acto de entrega de despachos a los 171 jueces y juezas de la 71ª promoción de la Carrera Judicial y a los 44 magistrados y magistradas de la 22ª promoción del cuarto turno judicial, que S.M. el Rey ha presidido en Barcelona, Mozo ha añadido que la sociedad “no podría funcionar sin un servicio público de Justicia eficaz y de calidad” y que los jueces son pieza fundamental “para garantizar la paz social y la seguridad jurídica, sin las cuales no es posible el desarrollo de una sociedad moderna”. 

Tras agradecer la presencia del rey en la ceremonia como “expresión del apoyo permanente de la Corona al Poder Judicial y su defensa de la Constitución y de la ley en beneficio de todos los españoles a los que servimos”, el presidente del órgano de gobierno de los jueces ha destacado el sentido de servicio público y la independencia e imparcialidad como elementos inherentes de la judicatura.

“El servicio público significa, sobre todo, entrega y vocación y, tratándose de nosotros, los jueces, esta entrega debe de estar guiada por la debida independencia como regla de comportamiento. De esta forma, el ejercicio del poder que los ciudadanos, a través de la Constitución, han depositado en vuestras manos, habrá de estar presidido en todo momento por las especiales exigencias éticas que conlleva el ejercicio de la función judicial”, ha dicho a los nuevos jueces y juezas y magistrados y magistradas. 

Mozo ha señalado a los nuevos miembros de la Carrera Judicial que la corrección y la ética deben presidir el ejercicio de su función, les ha instado a cuidar la imagen de la Justicia en el trato a funcionarios, operadores jurídicos y justiciables y a tener presente que detrás de cada resolución que dicten “hay al menos una persona” y les ha reclamado compromiso con la excelencia a la hora de desempeñar su labor. 

“Os animo, pues, a cultivarla, porque excelencia en vuestra labor es lo que esperan y merecen todos cuantos acuden a los tribunales en defensa de sus derechos y muy especialmente quienes son víctimas de delitos. Entre estas últimas quiero destacar hoy a las mujeres que sufren violencia de género, para quienes una respuesta rápida y eficaz de la Justicia es fundamental”, ha dicho el presidente del CGPJ, que ha añadido que la sociedad también exige una especial sensibilización ante otros fenómenos delictivos como la trata de seres humanos con fines de explotación sexual o laboral. 

Compromiso con la sociedad 

Por su parte, el director de la Escuela Judicial, Jorge Jiménez, ha comenzado su intervención haciendo referencia al hecho de que, de forma extraordinaria, la entrega de despachos a una nueva promoción de jueces y juezas procedentes del proceso de oposiciones haya coincidido con la de una promoción de magistrados y magistradas del cuarto turno judicial. 

“Ello refleja la fortaleza y la riqueza de nuestro sistema de acceso que, en aplicación de los principios de mérito y capacidad, trata de incorporar el mayor talento posible”, ha señalado. 

Jiménez ha añadido que el acto de entrega de despachos simboliza el firme compromiso que los nuevos miembros de la Carrera Judicial asumen hoy ante la sociedad, “un compromiso de profunda independencia e imparcialidad, de servicio público y de responsabilidad, de cumplimiento de los principios éticos y, en definitiva, de realización efectiva de los valores incorporados al ordenamiento jurídico a través de la Constitución”. 

“La confianza de los ciudadanos en que efectivamente los jueces somos la garantía de los principios y derechos constitucionales es lo que nos legitima, y nos legitimará siempre, como Poder Judicial”, ha concluido.




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