Internet supone una amenaza para los derechos fundamentales. Pero no es el único: hay otras tecnologías mucho más avanzadas – como la inteligencia artificial, la modificación genética, los bots…- que siguen sin estar reguladas y podrían suponer un riesgo mayor. La forma de respuesta a esta realidad se abordó en el VIII Congreso de la Fundación Abogacía Española, celebrado el 1 de diciembre, y centrado en la libertad de expresión.
La inteligencia artificial es una de las tecnologías de las que más se escucha hablar. Con diferentes aplicaciones y un gran desarrollo por delante, es importante recordar que estas tecnologías ya están en nuestro día a día. Idoia Salazar, presidenta de OdiseIA (Observatorio del impacto social y ético de la inteligencia artificial), recordó que “nada de esto es el futuro, es una realidad presente y debemos prepararnos ya”. Recordó que la Unión Europea tiene previsto aprobar un reglamento para regular la Inteligencia Artificial en el plazo de dos años. “En dos años pueden pasar muchísimas cosas, es un plazo muy amplio”, por lo que pidió hacer “un cambio profundo en la manera de legislar para ir más rápido. Si no, cuando queramos darnos cuenta, ya habrá otras tecnologías nuevas y habrá más derechos afectados”, añadió. Para evitarlo, apostó por “aumentar la responsabilidad individual de los ciudadanos formando gente con criterio en el impacto de las tecnologías”.
Por su parte, David Javier Santos, jefe del Gabinete Jurídico de la Agencia Española de Protección de Datos, habló del tratamiento masivo de datos. “Los smartphones han puesto Internet en el bolsillo de cada uno de nosotros”, explicó, y con ello y el surgimiento de las tecnologías de Big Data las empresas saben exactamente nuestros gustos y necesidades para afinar la publicidad y la información que dirigen a cada usuario cuando navega por Internet o sus redes sociales. “El tratamiento masivo de datos no tiene por qué ser malo, pero se utiliza para finalidades no deseables, como la manipulación política”, señaló. Dado que “muchos de los datos los facilitamos nosotros mismos voluntariamente, hay que invertir en educación y proteger nuestra privacidad”, añadió.
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