“El futuro de la profesión apunta a ser mayoritariamente femenino y no podemos afirmar que hay más hombres exitosos en la profesión porque seamos mayoría…”
Un par de años atrás tuve una llamada introductoria del equipo de mi despacho en una capital de América Latina a una empresa multinacional que requería asistencia allí. Participábamos cuatro socios del despacho de aquel país, la directora legal para LATAM del cliente potencial y yo, como responsable de la región. Mis socios hicieron una buena presentación de su experiencia, del equipo, en fin, las credenciales comunes en ese tipo de situaciones. Cuando terminaron, la directora legal lo primero que preguntó fue cuántas mujeres socias había en ese país. No teníamos ninguna. La segunda pregunta fue por qué no las teníamos. Uno de mis socios resaltó que, si bien no teníamos socias aún, teníamos más asociadas que asociados, por lo que nuestro talento era mayoritariamente femenino. La respuesta fue que con más razón deberíamos tener socias. Aún no las tenemos allí y no, no fuimos contratados. No sé si este hecho influyó en la selección o no, y lo importante no es eso, sino que la incomodidad que sentí en esa llamada fue necesaria para enfrentarme con el techo de cristal que existe dentro de mi misma organización, en donde auténticamente nos tomamos la diversidad muy en serio.
En América Latina ese techo de cristal es bajísimo, y nos lo arroja a la cara la reciente presentación del ranking 2021 de Chambers & Partners para la región, con números preocupantes en materia de diversidad de género en los principales despachos.
Sólo un 19% de los profesionales incluidos en el ranking son mujeres. En algunas prácticas, como propiedad intelectual, la presencia de mujeres es mayor, pero en otras, como corporativo, la presencia femenina está muy disminuida.
Cuando se analizan los números por país, llama la atención que Cuba (63%), Nicaragua (46%) y República Dominicana (43%), destacan como los países con más mujeres incluidas en los ránquines, mientras que México (9%), Chile (12%) y Argentina (13%) tienen una participación femenina menor al promedio regional.
A finales del año pasado, se reportaba que sólo un 19% (¡Sí, el mismo porcentaje de Chambers!) de los socios de los principales despachos españoles son mujeres, pese a que el 50% de las plantillas de los despachos son abogadas.
El velo no descubierto en Iberoamérica es el del equity, ya que no existen datos públicos que evidencien qué porcentaje de las socias de los despachos lo son de cuota. Datos de 2017 y 2018 tanto de Mckinsey como de PwC indicaban que sólo el 19% (¡Otra vez el mismo porcentaje!) de los equity partners en Estados Unidos eran mujeres, que además tenían un 29% menos de posibilidades que los hombres de alcanzar el primer nivel del partnership. Tampoco hay datos sobre el porcentaje del equity que representan las mujeres en los despachos, es decir, de aquellas que son socias de cuota, cuánto poder final de decisión representan en sus organizaciones según su participación en el capital. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que el porcentaje debe ser muy bajo, ni de que, probablemente, esta inequidad en la tenencia del equity sea el factor determinante en el techo de cristal de nuestra industria.
Llama la atención cómo en la mayoría de los países iberoamericanos, o hay más abogadas que abogados, o el número es muy similar, y cuando se analiza el número de mujeres estudiando Derecho versus el número de hombres, en la mayoría de los casos el futuro de la profesión apunta a ser mayoritariamente femenino. Es decir, no podemos afirmar que hay más hombres exitosos en la profesión porque seamos mayoría.
¿Optan las abogadas por prácticas más sociales que por el mundo corporativo de los despachos? ¿el parón de la maternidad les pasa una factura en el desarrollo de sus carreras del que no logran reponerse? ¿priorizan (voluntaria o involuntariamente) sus responsabilidades familiares a su desarrollo profesional? ¿es momento de adoptar medidas de discriminación positiva para corregir esta situación?
No tengo respuestas para estas preguntas; sin embargo, el hecho de que la diversidad de género comience a medirse por uno de los principales directorios de abogacía del mundo, así como el hecho de que las empresas comiencen a exigirla, evidencia la necesidad de adoptar medidas efectivas para cambiar esta situación. Quizá necesitamos más conversaciones incómodas para reaccionar.
Mauricio París es Latam Regional Manager de la firma Ecija, que tiene oficinas en España, Portugal, Estados Unidos, Panamá, Chile Costa Rica, República Dominicana, Puerto Rico, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, México, Ecuador y Brasil.
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