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Los abogados están acostumbrados a ser ellos mismos los que asesoran a otros. Son especialistas y pueden resolver los más diversos temas con su  conocimiento profesional.

Ciertamente, ahora el abogado está experimentando cambios y las metas y objetivos son cada vez más altos y complejos, por lo que, a veces, también, pueden necesitar alguna ayuda. Ésta puede ser tanto, a nivel personal, como cuando actúa asociados con otros abogados, por ejemplo. 

Para los socios de las empresas de abogacía y compañeros abogados, a veces. les es muy difícil de aceptar que algún apoyo externo, como puede ser el coaching, sea necesario. Los despachos jurídicos son, cada día, más conscientes de ello y la necesidad de apoyo del coaching ha crecido. También, están reconociendo que el coaching es un valor añadido bastante importante.

En diferentes niveles, el coaching puede ser útil para abogados. Uno de esos momentos es cuando actúa asociado con otros abogados. Con el fin de sobrevivir a los cambios del mercado legal sería prudente, como socios, mirar críticamente cómo se construye la asociación.

Donde antes preocupaba más el contenido de la profesión y la clientela era asunto fácil, los despachos de abogados, ahora, deben pensar en destacarse de la competencia y satisfacer a los clientes más exigentes. Como organización, los abogados deben ser capaces de "moverse", de mejorar, de atreverse a realizar cambios, de ajustar las metas.

Sintonización

Sin embargo, desde el interior de las organizaciones no siempre se pueden percibir todos los problemas, se necesita a alguien, un interlocutor que tenga “helicopterview” que se encuentre fuera del vínculo y vea las cosas objetivamente, las cosas como son en su realidad. Todo el mundo tiene su propio interés, su propia visión y metas. Sin embargo, el objetivo común (obtener beneficios) debe ser primordial. Y la fuerza de la asociación va justo en esta línea.

Por lo tanto, en una asociación, la alineación entre las personas es tan importante. Los abogados son, naturalmente, los especialistas y están muy bien preparados para su trabajo. Pero eso no quiere decir que el abogado sea un buen administrador o un buen colega de la asociación. La personalidad de cada abogado puede colisionar con la de otros. Ello no beneficia al despacho, por eso es importante que las personas con ciertas características desempeñen un papel determinado dentro de la organización. Hay que mirar dentro de la sociedad, cada uno con su potencial y cada uno con sus cualidades según el modelo Offman. Y así, se podrá encontrar el objetivo de cada persona individualmente y descubrir dónde está su potencial y que tareas le corresponde dentro del equipo profesional y cómo aportaría mayor valor añadido para el conjunto global.

Hay una especie de matrimonio corporativo. Entonces, también es importante que los diferentes caracteres dentro del despacho se compaginen. La dirección y la gestión en las sociedades profesionales es todavía algo que falta por incorporar en muchas de ellas. El psicólogo clínico y psicoterapeuta Dick Freriks, también director de la agencia de consultoría de abogacía Ascender, en Utrecht, Holanda reconoce esa situación. "En una sociedad profesional de abogados nos encontramos con la complejidad de lo jurídico, pero al mismo tiempo con el objetivo empresarial. Es necesario, dentro de este sector, colaborar juntos y encontrar un sistema donde, tanto el potencial del personal, como el objetivo de la sociedad profesional se compaginen y donde cada cual se sienta bien y respetado en su función como abogado. También, es imprescindible cuando diferentes abogados trabajan al mismo expediente, se comuniquen adecuadamente el uno con el otro y atreverse a dar feedback de una manera profesional y empática. Algo que dentro del mundo de la abogacía no siempre ha sido habitual.

Conflictos

Se ahorraría mucho tiempo si los problemas se identificasen por anticipado, ya que se podrían remediar antes, pero a veces, se detectan las dificultades cuando ya es demasiado tarde.

Los abogados esperan, a menudo, hasta el momento en el que los conflictos han surgido... Esto, ciertamente, también tiene que ver con el tipo de abogado que es. Los abogados tienen más que otros grupos profesionales la sensación que pueden resolverlo ellos mismos. Y eso les perjudica.

También, hay que dejar espacio para expresar lo que cada uno siente y necesita y, a veces, incluso surgen discusiones severas. Los abogados necesitan autonomía, su trabajo no puede ser almacenado en posiciones permanentes. Este libre juego de las fuerzas causa a veces ruidos y colisiones.

No obstante, no es extraño que los socios tengan dudas sobre la posibilidad de recurrir a la asistencia de un tercero como puede ser un coach. Aceptar que se necesita coaching para aportar apoyo en la comunicación es, a veces muy, reconfortante. Tendrán que mostrar compromiso y proporcionar transparencia y, a veces el coach tiene que actuar directamente y ser algo duro, de lo contrario no se entra en el núcleo de los problemas y se quedan en la superficie. La gente tiende a defenderse, pero se nota que, cuando pueden transmitir lo que piensan y sienten, se sienten más aliviados. Y, a menudo, el coaching les hace muy bien. Y se nota en algunos despachos de abogados, sobre todo al principio de la trayectoria de coaching, que algunos abogados toman una actitud de desconfianza. Y muchas veces, por no decir casi siempre, ya se van mentalizando que el coaching es una herramienta muy potente para poder elevar tanto al abogado individual como al equipo profesional a un nivel superior en varias facetas.

Equilibrio

El coaching, también, puede ser necesario a nivel personal para el abogado individual. Porque, como dice el psicólogo Dick Freriks de Ascender: "Las exigencias de los abogados asociados son altas y están a menudo orientadas al objetivo de la profesión de abogacía. No se puede perder de vista la necesidad de un coach o entrenador dentro de un equipo profesional, proporcionando aquellas herramientas necesarias para el liderazgo empresarial. El abogado de

hoy en día está pasando por una travesía de transformación de especialista a empresario y, eso, es algo que requiere otro modo de pensar y actuar. Y en este desarrollo individual se necesita más que nunca el coaching.

El arte de liderar equipos

El liderazgo desde el coaching supone construir equipos cohesionados en los que los abogados se les proporcione confianza, autonomía y feedback, para poder desarrollar su carrera profesional en el despacho. Un buen liderazgo supondrá ayudar al despacho a contar con los mejores abogados y ofrecer un mejor servicio al cliente.

 

Todas estas habilidades son fundamentales en el coaching y en la abogacía. Por eso, el coaching tiene mucho que aportar al sector legal y jurídico.




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