Lo mejor de Lisboa (y de Portugal en general) es que no te gastarás mucho dinero. Además, puedes disfrutar de su arquitectura y de su gran gastronomía.

Algunos de los lugares que se deben visitar son la catedral de Lisboa, el Castillo de San Jorge y la Plaza del Comercio. En el barrio comercial de La Baixa podrás realizar tus compras y en El Chiado y el Barrio Alto podrás respirar la parte más alternativa de la ciudad. Además, en los alrededores de Lisboa encontrarás algunas de las mejores playas de Portugal que van desde las más tranquilas a las perfectas para hacer surf.

Dublín es una ciudad pequeña y perfecta para una escapada de pocos días (ideal si es tu primer viaje en solitario).

Puedes visitar Trinity College, la Universidad más antigua de Irlanda donde estudió Oscar Wilde; pasear por O’Connell Street y ver sus edificios y estatuas emblemáticas; admirar la Catedral de San Patricio; recorrer la cárcel de Kilmainham, convertida en un museo; disfrutar de sus parques, como el de Saint Stephen’s Green; o hacer un tour por la fábrica de la cerveza más famosa de Irlanda, la Guinness Storehouse.

Y si tus ganas de aventura no te impiden viajar algo más lejos, Montreal es la última de nuestras recomendaciones. Es una ciudad abierta, cosmopolita y bilingüe (inglés y francés), con lo que en cualquiera de los dos idiomas te podrás desenvolver a la perfección.

Puedes pasear entre los rascacielos del centro financiero, tomar un café por Le Plateau-Mont-Royal o admirar el bullicio de la Rue Sainte Catherine.