2019 se enfrenta a un mundo volátil con líderes peculiares y con visión imperial en el desempeño de su liderazgo. Trump, al frente de los Estados Unidos, es provocador, controvertido, desconcertante a través de su política de tuits. Putin, que sin más complicaciones ganó las elecciones presidenciales de marzo de 2018, encarna el arquetipo moderno de la Rusia zarista a través de demostraciones de fuerza internacional destinadas al consumo nacional. Xi Jinping, tras las modificaciones en China para la supresión en 2018 de los límites de los mandatos presidenciales, se reafirma como líder máximo. En Europa sus líderes se enfrentan a una bomba de relojería con fecha de detonación próxima, el 29 de marzo, si no se desactiva con anterioridad. Se trata de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, uno de los mayores embrollos de la historia de la política británica. Mientras no se desenrede, el liderazgo de May seguirá cuestionado. Macron y Merkel, que tienen la gran responsabilidad de aportar una visión de conjunto sobre el futuro de la integración europea, tienen vicisitudes específicas de carácter interno.
Un crecimiento a la baja caracteriza a 2019. La moderación de la actividad económica y el aumento de los riesgos globales oscurecen las perspectivas económicas mundiales para 2019. Un año de elecciones para Europa con el trasfondo del Brexit y otros desafíos. La cuestión migratoria continuará ocupando un lugar central. El respeto de los principios fundacionales de la UE (democracia e imperio de la ley) será objeto de preocupación en relación con algunos Estados miembros, en particular Polonia y Hungría. En el caso de España, el 2019 es un año de encrucijada política y económica. En primavera se celebrarán elecciones municipales y europeas, sin que puedan descartarse, en función del contexto, unas elecciones generales.
Un mundo hiperconectado e hipertransparente, con competidores disruptivos, impulsa 2019. En este cambio permanente, para ganar hay que estar en constante transformación y buscando la excelencia en la responsabilidad desempeñada. 2019, en general, es un año con desafíos y problemas compartidos. Por tanto, la respuesta debe estar inspirada no en enfoques individuales, sino en soluciones basadas en la cooperación y el diálogo, respetando la dignidad humana, la democracia, el pluralismo, la justicia, la solidaridad y, por supuesto, la seguridad que confiere el respeto a las reglas del juego.
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