La configuración de un sistema de Compliance eficaz para la identificación, evaluación y gestión de los riesgos, se constituye como uno de los grandes retos de futuro para el tejido empresarial. Para Fernando Soto, Business Line Manager de Compliance Industrial dentro de la Dirección de Sostenibilidad y Buen Gobierno de TÜV SÜD España y Portugal, “un sistema de Compliance preventivo debe plantearse con el objetivo de proteger los intereses de la empresa frente a terceros, es decir, consiste en establecer un modelo basado en el riesgo y en la ética como motor principal”.
En este sentido, según el análisis de los datos del sector de la Industria Química, en general, y de COASHIQ, en particular, sobre la madurez de los sistemas en materia de Compliance, realizado a través de la herramienta de autoevaluación de TÜV SÜD, “el grado de madurez del sector es superior a la media total, especialmente en empresas muy grandes (+500 empleados) y de tamaño medio (entre 100 y 200 empleados)”. A través de una serie de ejemplos prácticos, el experto ha profundizado en los próximos retos que tendrá que afrontar la industria química en esta materia. Desde la integración tecnológica y la sostenibilidad ambiental y social de la compañía, hasta la ética y sensibilización de los empleados, la prevención de delitos, la gestión de riesgos y la relación con otros stakeholders.
“La industria 4= y el impulso de las nuevas tecnologías nos plantean nuevos escenarios que pondrán a prueba la seguridad de la información y de la producción, así como la protección de los datos personales, frente a posibles ataques externos y la adaptación a estas nuevas circunstancias. Además, la creciente demanda de concienciación legal y social nos encamina a la consecución de los ODS y, por tanto, nos obligará a prestar atención a la correcta gestión de los residuos para reducir la huella de carbono y a potenciar la igualdad de género y la prevención de riesgos laborales, entre otros”, añade el experto.
Según el experto, “el sistema Compliance funciona como mucho más que una herramienta de comunicación de requisitos legales y controles. Desde hace un tiempo y especialmente en este último año, se ha constituido como una fórmula idónea para fomentar la intervención y participación de todos los empleados y, por tanto, como una vía para evolucionar y seguir impulsando la ética y los valores de la compañía”. Sin embargo, ahonda en las diferencias entre la defensa legal y jurídica, “ya que habitualmente se confunden bajo los sistemas de Compliance. En este sentido, el enfoque de la defensa legal se centra en defensa de la empresa frente a terceros, predominando en cualquier caso una actuación reactiva, es decir cuando tiene lugar un problema vinculado con algún área jurídica o existe una demanda legal, mientras que los Sistemas de Compliance tienen un enfoque esencialmente preventivo y centrado en la defensa de terceros frente a la empresa, por el bien último de esta, es decir el enfoque es justo a la inversa”, aclara Soto.
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