Carpeta de justicia

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Si adaptáramos la famosa frase de una campaña electoral americana, nos quedaría algo así como: “Son los datos oficiales de Empleo, estúpido”.

Con los datos de empleo, como con las cosas del comer, nadie debería jugar. La Política ha conseguido polarizar a la sociedad de tal modo que, de un tiempo hasta esta parte, estamos asistiendo a un uso partidista y político de absolutamente todo. Nada escapa a la incontinencia verbal del actual tablero político.

CIFRAS HISTÓRICAS DE EMPLEO

La noticia del mes de abril es que el empleo ha superado, por primera vez, los 20,6 millones de afiliados a la Seguridad Social y 238.436 trabajadores han encontrado trabajo. Son datos incontestables que deben alegrarnos a todos porque, de entrada, más de 238.000 personas llevarán un salario a casa que antes no podían. No hay otra posible interpretación de estos primeros datos, o al menos, no la hay que sea imparcial.

España se caracteriza por tener históricamente unas tasas de desempleo estructural inasumibles y esta realidad no es discutible ni atajable a corto o medio plazo, pero no justifica una alteración de la lectura de los datos oficiales de empleo.

Dicho esto, me gustaría abordar una cuestión muy recurrente que se usa últimamente para desacreditar los datos de empleo en España.

¿Son los contratos fijos-discontinuos los culpables de una creación ficticia de empleo?

Rotundamente, no.

El contrato Fijo-discontinuo es de naturaleza indefinida y se concierta para la realización de trabajos de naturaleza estacional o vinculados a actividades productivas de temporada, o para el desarrollo de aquellos que no tengan dicha naturaleza pero que, siendo de prestación intermitente, tengan periodos de ejecución ciertos, determinados o indeterminados.

Más allá de cualquier polémica, al César lo que es del César, lo que la reforma laboral pretendía y ha conseguido es, de un lado, reducir la temporalidad (los contratos temporales inferiores a un mes se desploman más de un 60% con la reforma laboral), y de otro, que los contratos temporales mal usados se expulsaran del ordenamiento jurídico y fueran sustituidos por el contrato causal más idóneo. Ni que decir tiene que el contrato fijo discontinuo es mucho más garantista para el trabajador que el abuso continuado del contrato temporal.

¿Se están maquillando las estadísticas de empleo por el uso de los contratos fijos-discontinuos?

NO. Y Debemos empezar diciendo algo que destierra cualquier mantra sobre este particular. Una altísima proporción del empleo indefinido creado por la reforma laboral es permanente, el 86,1% mientras que el empleo indefinido fijo discontinuo representa, tan solo, el 13,9%.

¿Cuál sería el mantra? hipótesis: “Los contratos fijos discontinuos se han duplicado desde 2021, lo que justifica la sostenida creación de empleo”. Pero estamos ante una verdad a medias ya que el peso de estos contratos sigue siendo muy reducido respecto del total de afiliados. ¿Se ha duplicado?, sí, pero pasando del 2,4 al 4,6% del total de la afiliación (algo irrisorio a efectos estadísticos) a la vez que se ha reducido drásticamente la precariedad contractual.

Yendo un poco más allá, los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) constatan que los asalariados indefinidos se incrementaron un 12,6% en el último año y, de este porcentaje, 10,8 puntos se corresponden a los indefinidos de carácter permanente y sólo 1,7 puntos a los fijos discontinuos.

No es cierto que la mayor parte de los contratos temporales se hayan transformado en contratos fijos discontinuos, ya que el 86,1% del aumento del empleo indefinido se debe al indefinido de carácter permanente, mientras que sólo el 13,9% se corresponde al discontinuo.

En España, todos los gobiernos han contado y cuentan exactamente igual a los parados, nada ha cambiado, antes y después, gobernando el PP o el PSOE, los trabajadores fijos discontinuos, en sus periodos de inactividad, no engrosaban las listas de desempleados, con carácter general.

¿Existe truco en la drástica reducción de la temporalidad?

Analizando algo tan fiable como los datos de afiliación a la Seguridad Social, la tasa de temporalidad se ha reducido drásticamente, desde un 27,9% en diciembre de 2021 a un 14,1% en marzo de 2023, es decir, 13,8 puntos menos en tan solo quince meses. En el caso de los jóvenes, es aún más palpable (teniendo en cuenta que históricamente han sufrido mayores índices de temporalidad), ya que ha disminuido 40,4 puntos porcentuales en el mismo periodo, pasando del 62,3% al 21,9%; mientras que en las mujeres ha descendido 13,2 puntos porcentuales, del 29,9% al 16,7%, según el Servicio de Estudios de UGT. Debemos destacar que supone un hito para la reforma laboral el hecho de reducir tan drásticamente la temporalidad sin que el crecimiento sostenido de empleo se vea afectado.

Con los mismos instrumentos de medición de las tasas de desempleo: EPA, SEPE y Afiliación a la Seguridad Social, la única realidad que es insoslayable es que las medidas legislativas laborales llevadas a cabo por el gobierno actual han conseguido bajar por primera vez, desde 2008, de la barrera de los tres millones de parados, concretamente 2.788.370 personas.

¿Y esto es una buena noticia? Nadie objetivo duda de que las tasas de desempleo en España siguen siendo altísimas respecto a los países de nuestro entorno, pero debería dar igual quien gobierne, la noticia no puede ser negativa ni generar disputa alguna. No olvidemos que lo único que nos dicen estas estadísticas es que cientos de miles de trabajadores están siendo contratados, con más garantías y derechos que antes de la reforma laboral. ¿A quién podría molestar esto...?

INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN DEL PARO (según el Instituto Nacional de Estadística)

1.- La metodología EPA (encuesta de población activa) sigue la establecida por la Organización Internacional del Trabajo y las directrices de EUROSTAT en virtud de los reglamentos que la regulan. Siempre ha sido así.

2.- En la EPA se clasifica a cada persona en virtud de sus respuestas a las preguntas del cuestionario.

3.- Si la persona ha trabajado al menos una hora en la semana de referencia de la encuesta se considera ocupada, sí, han leído bien, solo 1 hora en la semana. Antes y ahora.

4.- Si no ha trabajado, se indaga por la existencia de un empleo del que ha estado ausente en la semana de referencia.

5.- Al que declara motivo principal de ausencia de su empleo que es ‘fijo discontinuo o trabajador estacional en la época de menor actividad’, y previa confirmación de que no realiza tareas relacionadas con ese empleo, se le pasa a las preguntas de búsqueda de empleo.

6.- Así pues, a los fijos discontinuos que no hayan trabajado en la semana de referencia (en ese o en otro empleo) y no realicen regularmente tareas relacionadas con su empleo, se les consideran “no ocupados”.

7.- Una vez considerado 'no ocupado', clasificarle como ‘parado’ o ‘inactivo’ se establece en función de las respuestas a las preguntas EPA sobre búsqueda activa de empleo y sobre disponibilidad para incorporarse a un trabajo en caso de encontrarlo.

Como podrán observar, se siguen los mismos criterios (antes y ahora) que nada tienen que ver con el maquillaje de las estadísticas. No es cierto que el descenso continuado de la tasa de desempleo se deba a ninguna operación de maquillaje sino más bien a que la reforma laboral está funcionando muy positivamente, para sorpresa de propios y extraños.

“EL ALGODÓN NO ENGAÑA”

Y termino como empecé, existe un dato estadístico oficial que podría considerarse la “prueba del algodón” de los datos de empleo, y son los datos de afiliación a la Seguridad Social. Nunca antes en España hubo tantas personas trabajando afiliadas la Seguridad Social. 20.614.989 personas trabajadoras afiliadas y de ellos, la proporción de fijos discontinuos es anecdótica y poco significativa.




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