Cuando los grandes divorcios de Hollywood pasan de las pantallas a los periódicos y se comienza a hablar de cifras astronómicas en las reclamaciones que se cruzan los excónyuges o leemos noticias como la del magnate chino del comercio electrónico Zhou Yahui, quien ha tenido que compensar a su mujer con casi mil millones de euros para poder desvincularse completamente de ella, estamos hablando de otra dimensión en el mundo de las rupturas matrimoniales.
“Todas las parejas se separan, básicamente, por desamor, porque lo que en su día quizás fue una historia hermosa ha ido decayendo hasta convertirse en una convivencia gris”, nos cuenta Jorge A. Marfil, especializado en Derecho de Familia y Agente Financiero, Director del bufete MARFIL ABOGADOS.
Es evidente que un porcentaje muy pequeño de las 101.357 rupturas matrimoniales que se produjeron en España (datos de 2015) afectan a grandes fortunas, pero, por contra, las cantidades que se juegan los cónyuges pueden llegar a ser muy importantes. “La Abogacía preventiva en el Derecho de Familia debe nacer de una buena gestión patrimonial” -apunta Jorge A. Marfil- y dicho asesoramiento debería ser previo al propio matrimonio. Aquí es donde cobran su importancia los acuerdos prematrimoniales o, en nuestro derecho, las capitulaciones matrimoniales.
Vínculo de confianza con el cliente
La relación con el cliente requiere, en estos casos, un vínculo especial de confianza. Así, “la mejor manera de llevar adelante asuntos tan íntimos como los que ocupan al Derecho de Familia es que exista una buena simbiosis entre el cliente y el profesional. Cuando una u otra parte no se siente cómoda o esa armonía desaparece. Es insensato seguir adelante con una relación profesional que estaría abocada al fracaso. Si percibo que la buena sintonía se está resquebrajando, procuro solucionarlo y, si no puedo o hay cuestiones que no comparto como planteamiento, prescindo del asunto”, nos apunta Jorge A. Marfil -desde su amplia experiencia en este campo-.
Esta confianza se cultiva con el cliente, más en situaciones como es un contencioso en materia de divorcio ya que, en muchas ocasiones, pueden resultar muy poco agradables. Esto, además, puede permitir establecer nuevos lazos con los clientes, como es la gestión de sus asuntos patrimoniales. En este sentido, nuestro interlocutor es desde hace 20 años agente financiero de un banco español de primer orden y está dado de alta como tal en el Banco de España. “Así, cuando un procedimiento de Derecho de Familia termina, si el cliente lo desea, y en base a esa confianza que hemos generado juntos, puedo ofrecerle también un asesoramiento patrimonial en torno a sus bienes”, apostilla Jorge A. Marfil.
Gestión de patrimonios familiares
De este modo, las grandes fortunas optan en muchas ocasiones a externalizar la gestión de sus patrimonios, lo que conocemos como Wealth Management. Cuando se trabaja “para una familia concreta entonces se es un Family Office. Lo que se pretende con ello es organizar y hacer que el cliente pueda obtener un rendimiento razonable de su fortuna, orientado a un futuro financiero que le dé fiabilidad y tranquilidad, ya sea a través de inversiones inmobiliarias o financieras”, concluye Jorge A. Marfil.
Es evidente que para que un cliente dé este paso, tiene que haber algo más de confianza. Así, Jorge A. Marfil considera, es su caso, como fundamentales, el valor de la experiencia, con casi 40 años de trayectoria profesional, y el de la especialización, “puesto que nos dedicamos exclusivamente al Derecho de Familia. Nuestro equipo está formado por seis abogados y cada uno toca aspectos concretos, pero siempre dentro de nuestra especialización (penal en casos de violencia doméstica, mercantil en el caso de que la pareja tenga sus bienes a través de sociedades, fiscal para dar la mejor solución en las transmisiones o en el pago de pensiones…) El tercer valor es nuestra capacidad para ocuparnos de los temas patrimoniales”.