La Audiencia de Málaga ha condenado a siete años y once meses de prisión a un hombre por un delito de abusos sexuales continuados y otro de corrupción de menores sobre una menor -ya es mayor de edad- a la que daba charlas supuestamente religiosas e iniciaba en el sexo, ejerciendo en ella presión psicológica para controlar su voluntad. La sentencia condena además a tres mujeres, que también formaban el grupo dirigido por el acusado como "maestro espiritual y de meditación", por los mismos delitos, imponiéndole a cada una once meses de prisión por el de corrupción de menores y una multa de 6.600 euros por los abusos. A los cuatro se les impone 30.000 euros de indemnización para la víctima por los daños morales y psicológicos.
El Tribunal declara probado en la resolución, que no es firme, que los acusados realizaron los abusos sexuales a la víctima, entonces con 13 años, cuando ésta vivía en una vivienda que el hombre utilizaba para dar a éstas y a otras mujeres charlas y enseñanzas supuestamente religiosas. La sentencia considera que las afirmaciones de la chica en el juicio "son veraces" y no consta indicios de que sus manifestaciones sean falsas o persiguieran otra finalidad distinta "de relatar lo realmente ocurrido". Además, indica que las declaraciones están sustentadas en lo que dijeron dos testigos en la vista oral y en los informes psicológicos de la víctima.
La Sala destaca el "elevado nivel de dependencia" de la víctima respecto del grupo que formaban también las acusadas, siendo una de ellas su tía y otra su prima; y describe las acciones del procesado, "quien con sus aparentemente transcendentales enseñanzas y técnicas de persuasión coercitivas ejercía una evidente presión psicológica sobre el grupo con la finalidad de controlar su voluntad".
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