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La implementación efectiva de los canales de denuncia interna se ha convertido en uno de los grandes retos de las corporaciones, que en el caso de las multinacionales topa además con la dificultad añadida de sortear las diferencias culturales de los distintos países en los que tienen ubicadas sus sedes.

Este controvertido tema ha sido objeto de debate en la segunda jornada del III Congreso Internacional de Compliance, organizado por Thomson Reuters, la compañía líder en el ofrecimiento de soluciones tecnológicas e información inteligente para empresas y profesionales y por la Asociación Española de Compliance (ASCOM). El panel Los canales de denuncia en organizaciones multinacionales ¿Hacia un estándar global?, moderado por la presidenta de ASCOM, Sylvia Enseñat, ha contado con la intervención de Antonio Abril, secretario del Consejo y director de Cumplimiento de Inditex, Mónica López-Monís, Gropu Chieff Compliance Officer y directora general de Banco de Santander y Enrique Hernández Pérez, director corporativo de Servicios Jurídicos y Chief Compliance Officer de Repsol, todos ellos abogados del Estado en excedencia.

Dificultades a la hora de implantar un canal de denuncia

Según ha afirmado Antonio Abril, la dificultad de implantar un canal de denuncia “es un tema de cultura de la empresa, por lo que ha de asentarse con el respaldo de la misma, que requiere a su vez de una cultura interna de liderazgo en el Consejo de Dirección y que es herencia de la RSC”. Por su parte, Mónica López-Monís afirma que siempre subyace la pregunta sobre “dónde ha de implantarse, si ha de ser en el Departamento de Cumplimiento o en la Asesoría Jurídica”. Explica que en el Banco Santander se ha hecho en el de Cumplimiento, “ya ofrece una sensación de transparencia de la gestión externa”.

Miedo a represalias

Enrique Hernández Pérez ha coincidido con ambos al afirmar que “la implicación de la alta dirección es fundamental. Se trata de algo más que de un modelo de prevención penal”. Ha explicado que “Repsol tiene un administrador externo para los 37 países en los que operamos”. Asegura que las reglas del juego en la empresa “han de ser claras”, ya que “el propio nombre canal de denuncias tira para atrás a quien debe realizar una consulta”. Por esta razón Repsol “garantiza la confidencialidad, algo que condiciona el éxito del canal, ya que es fundamental que no tenga consecuencias negativas si alguien presenta una denuncia”. Por el contrario, “en sociedades sin tradición de poner de manifiesto determinadas conductas, la gente teme una retorsión”.

Así lo cree también Mónica López-Monís, para quien “las diferencias culturales entre países son marcadas” ya que el mundo anglosajón, que va por delante, apoya los canales de denuncia mediante un consejero independiente”

Antonio Abril señala que predicar con el ejemplo “es clave de cara a generar confianza, para lo que la empresa debe poner en valor el canal de Compliance”. Añade que “hay que proteger al denunciado desde su presunción de inocencia”, para lo que “la externalización aporta una garantía: puede ser anónimo para la empresa, pero no para quien recibe su denuncia, algo que generará confianza. Un canal ético es esencial, en aras de la generación de confianza”, ha concluído.

Alain Casanovas, miembro de la junta directiva de ASCOM, abogado y socio responsable del Servicio de Compliance en KPMG España, aportó su experiencia en el panel Estándar internacional contra el soborno ISSO;37001Situación actual y niveles de exigencia en los mercados internacionales.

Ha explicado que los procesos de normalización internacional “nacen de la preocupación por el soborno, así como que la percepción de la corrupción está extendida por todo el planeta”. Así, “en 2011 Gran Bretaña emitió el documento sobre el soborno en el ámbito público y privado y en 2012 en EEUU se emitió una guia, que a su vez fue replicada por Gran Bretaña en 2014.

Según Casanovas, la evolución internacional de las certificaciones va a ir aumentando. En relación con la ISO 37001 afirma que “dicha certifiación se configura como un elemento de valor añadido en concursos y operaciones internacionales”, por lo que si unas compañías se certifican, el resto sigue su estela”.




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