Este conversatorio virtual contó con un panel de excepción conformado por Pedro Pablo Errazuriz, exministro de Transportes y Telecomunicaciones de la República de Chile y actual Presidente de la Empresa de Ferrocarriles de Chile y Director de Nuevo Pudahuel, Aeropuerto de Santiago; Pier Giacchetti, Presidente Ejecutivo de Tecnología de Materiales - TDM, empresa líder en Latinoamérica en soluciones de vialidad, minería energía y agricultura; Pablo Reátegui, Gerente General de Pandero, empresa líder en la administración de fondos colectivos para la adquisición de vehículos y viviendas; así como por José Antonio Olaechea y Carlo Viacava, ambos Socios del Estudio Olaechea.
Pedro Pablo Errazuriz inició el conversatorio comentando el actual panorama chileno. Resaltó que para las empresas chilenas (y la que él dirige no es una excepción al perder el 80% del flujo regular de pasajeros) viene siendo imprescindible el apoyo del Estado a través de diversos mecanismos, entre los que se incluye (i) un símil al Reactiva Perú (financiamiento bancario con garantía del gobierno),equivalente a tres meses de ventas pagadero en tres años, sin intereses, con un pequeño reajuste por inflación (ii) la suspensión del pago del IGV por 3 meses (a ser pagado luego en 24 cuotas mensuales sin intereses) y (iii) el uso de un fondo de cesantía (que luego el Estado repondrá en su totalidad). La ayuda del Gobierno chileno representa un equivalente a 5 meses de ventas de las empresas beneficiadas.
Frente a los comentarios de Errazuriz, Carlo Viacava subrayó que el programa Reactiva Perú palidece frente a su símil chileno, ya que como máximo representaría un monto equivalente a solo 1 mes de venta de una empresa pequeña o mediana frente a los 5 meses de venta facilitados en el país vecino. Frente a ello, señaló que el Gobierno peruano debiera evaluar incrementar los actuales topes a fin de reactivar aún más la economía.
Pier Giacchetti coincidió plenamente sobre lo limitado del monto a ser facilitado a través de Reactiva Perú y mencionó que este programa también debería acelerar la entrega de los fondos, teniendo en cuenta que el primer desembolso ha tardado más de un mes desde su lanzamiento oficial.
Por su parte, Pablo Reátegui señaló que si bien uno de los mayores retos de los empresarios es el de tener que desenvolverse frente a una situación de incertidumbre y que el mayor riesgo de esta situación es el corte en las cadenas de pago (justamente el efecto económico que el gobierno busca evitar), resaltó un aspecto positivo que ha traído consigo esta crisis es: la aceleración de los procesos de transformación digital dentro de las empresas.
En la recta final del conversatorio, Giacchetti mencionó que el desequilibrio entre la visión “salud” (a la que no se debe quitar un ápice de cuidado) y la visión “economía” es una tarea pendiente y urgente de corregir, pues ambas visiones no deben ser consideradas como una dicotomía.
José Antonio Olaechea coincidió con esta afirmación, señalando que el problema puede estar ahora en la serie de protocolos y requisitos para el retorno post-cuarentena, los mismos que se deben pensar muy bien, considerando la realidad de las empresas peruanas, sin pedir requisitos imposibles de cumplir, pues ello sería no sólo un despropósito, sino que llevaría a una mayor informalidad, que es justamente el entorno que ha hecho tan difícil el manejo de la crisis actual.
Cada uno de los panelistas invitados aportó una visión diferente al debate. La discusión no se limitó a lo que vemos día a día en Perú. Durante el conversatorio se logró analizar y profundizar en los retos empresariales de la crisis desde una perspectiva latinoamericana. El equipo de Estudio Olaechea encuentra un gran valor en crear y abrir estos espacios de discusión para poder identificar cómo la regulación de emergencia impacta a cada país y cómo la comunidad empresarial en la región está superando los obstáculos de la coyuntura actual.
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