Todos sabemos que, cuando se viaja en avión, es conveniente tener un buen comportamiento y ser respetuoso con las normas de la aerolínea, pero también que estas normas se han incumplido en numerosas ocasiones con consecuencias perjudiciales para los infractores. Recientemente hemos podido conocer varias noticias de pasajeros “conflictivos” de los que se han hecho eco los medios por todo el mundo por sus insultos y faltas de respeto a los demás pasajeros y a los tripulantes, por infringir normas básicas como no fumar en la cabina o incluso por salir de la aeronave por el ala en lugar de las salidas habituales, muchas veces estando ebrios o bajo efectos de estupefacientes.
Pero no solo los casos más extremos nos pueden acarrear sanciones. Existen ocasiones en las que, por simple desconocimiento, cualquier pasajero puede llevarse un disgusto por no acatar las leyes establecidas en aeropuertos y aviones.
La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), organismo del estado destinado al cumplimiento de las normas de aviación civil, recordó este mismo año que los comportamientos inadecuados durante los vuelos pueden suponermultas de hasta 5.000 euros. Asimismo, si ese comportamiento provoca que se tenga que desviar el avión, además de la multa, el pasajero deberá abonar los costes que suponga esa maniobra de desvío.
La Ley 21/2003, de 7 de julio, de Seguridad Aérea, indica las obligaciones específicas de los pasajeros, incluyendo cumplir las normas tanto a bordo de los aviones como en los aeropuertos, aeródromos y demás instalaciones, así como obedecer las órdenes del personal aeronáutico para preservar el orden y la seguridad.
Ahora que se acercan días de viajes por puentes y festividades de invierno, conviene repasar las sanciones más importantes que nos pueden poner en un trayecto en avión, así como aquellos comportamientos que, de no evitarse, nos podrán llevar incluso a prisión.
Usar el teléfono móvil en pleno despegue o aterrizaje
Es bien sabido que los teléfonos móviles, al igual que otros dispositivos electrónicos, no suelen ser bien recibidos por muchas aerolíneas, especialmente en momentos clave del trayecto como lo son el despegue y el aterrizaje. Además, se suele exigir que estos dispositivos no estén conectados a ninguna red de telefonía o datos móviles por razones de seguridad.
Ya ha habido casos en los que se ha expulsado y multado a personas por efectuar llamadas desde la cabina en pleno despegue. En el caso de dos pasajeros en un vuelo desde el aeropuerto de El Prat, que fueron condenados a una pena de arresto de seis fines de semana y a una multa de 1.800 euros. Uno de los pasajeros realizó una llamada y, tras ser recordado de la prohibición del uso del teléfono móvil, el pasajero que iba con él recriminó esta prohibición e insultó a la compañía.
La magistrada afirmó que los hechos declarados probados son legalmente constitutivos de “una falta contra la navegación aérea consistente en emitir señales radioeléctricas o de cualquier otra clase que puedan inducir a error en la navegación”, siendo autores criminalmente responsables de la misma los dos denunciados. La Ley Penal de la Navegación Aérea castiga en el art. 66.4 como falta contra la policía y la navegación aérea, a “Los que enciendan luces, fuegos, emitan señales radioeléctricas o de cualquier otra clase que puedan inducir a error en la navegación aérea, si de ello no se deriva ningún daño”.
El simple hecho de conectar el móvil ya fue considerado un peligro para la navegación aérea, al emitir señales que pueden interferir en el sistema informático de la nave. Además, la juez afirmó que los hechos son constitutivos de “una falta de desobediencia prevista y penada en el Código Penal” que hoy en día, tras la última reforma del Código Penal, han pasado a ser infracciones administrativas, delitos leves para el caso de falta de respeto y consideración debida a la autoridad en el ejercicio de sus funciones castigada con multa de uno a tres meses, o bien delitos de resistencia o atentado cuando los hechos revistan mayor gravedad.
Fumar en el avión o en el aeropuerto
Entre 2009 y 2013, hasta treinta personas recibieron penalizaciones por parte del Ministerio de Sanidad por fumar dentro de un avión, además de otras siete que fueron sancionadas por hacer lo propio en las instalaciones de un aeropuerto, concretamente en El Prat, Barcelona.
Todos recibieron una sanción de 30 euros. Esta multa puede parecer muy pequeña, al tratarse de una sola infracción, pero al acumular tres infracciones la cosa podría complicarse, con multas de 601 a 10.000 euros.
Emborracharse
Por mucho que vendan bebidas alcohólicas a bordo de un avión, ello no significa que esté permitido emborracharse. Si, antes de subir al avión, los miembros de la tripulación notan que una persona está ebria, le pueden negar el acceso a la aeronave.
En varias ocasiones, cuando el pasajero ebrio ya está en el vuelo o se ha embriagado en el propio trayecto, ha sido necesario expulsar a esa persona del avión haciendo una parada de improviso en un aeropuerto cercano. La aerolínea puede denunciar al pasajero no solo por su comportamiento, sino por los gastos en los que han incurrido para sobrellevar la situación, como pagar las tasas aeroportuarias y la gasolina de esa parada de emergencia.
Si el vuelo tiene como destino una ciudad española, una vez en tierra serán las autoridades las encargadas de tomar las medidas pertinentes.
Montar escándalos
Bajo los efectos del alcohol o no, son varias las sanciones a las que nos enfrentamos por montar un escándalo o una situación conflictiva en el vuelo, cometiendo delitos de desórdenes públicos, injurias o calumnias.
La Agencia Estatal de Seguridad Aérea informa que, entre 2016 y 2017, hubo un total de 979 pasajeros conflictivos notificados en los aeropuertos españoles. En 2017, el importe total sancionado fue de 221.325 euros, siendo los pasajeros de Reino Unido los más sancionados por AESA, un total de 196 el año pasado.
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