En el veinticinco aniversario del referéndum por el que el pueblo español ratificó la vigente Constitución Española, el periódico ABC distribuyó una reproducción de aquel texto de portadas amarillas, de aquellos días lejanos. Le preceden dos muy breves textos, de don José María Aznar y de don Adolfo Suarez, presidentes del Gobierno. Sobre mi ejemplar de esta reproducción, en junio de 2019, prometieron o juraron sus cargos, los concejales de mi pueblo. El texto antiguo, el amarillo, que aún hoy, a pesar de sus muy malas condiciones, utilizo, me acompañó durante los estudios de Derecho. Miro atrás, la nostalgia se apodera de mí, y como Vargas Llosa en “Conversación en La Catedral” me pregunto ¿Cuándo se jodió España? ¡Ojalá este escritor (o alguien) pudiera decírnoslo!
Me formé en su estudio, y creí en ella. Hoy, desencantado, la defiendo a capa y espada, dudando de si quizás necesite una adaptación a los tiempos, a las nuevas generaciones; o quizás, se necesite que los tiempos y las nuevas generaciones sepan leerla. La Constitución es cosa seria, demasiado para los políticos actuales de toda laya. Incapaces de consensuar leyes necesarias para nuestra deteriorada democracia, incapaces de consensuar nombres para nuestro denostado Tribunal Constitucional, ¿serán algún día capaz de dar a la Constitución un trato serio? ¡Ojalá!
Hay muchos textos de la Constitución, a palo seco, comentada, etcétera; algunos manejo, siendo mi preferido este: https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/index.htm; motivo de la preferencia, sus sinopsis. Estas permiten conocer el significado de cada uno de sus artículos, su contenido y alcance. Y permiten analizar las sentencias del Tribunal Constitucional, que si bien, es su máximo intérprete, en asuntos de derechos humanos, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos entiende anda un poco cojo.
Si el lector accede al enlace indicado, junto a la Constitución vigente, también puede acceder a las constituciones históricas españolas, y a las constituciones del mundo, a las europeas, y podrá comprobar de propia mano el grado de “equiparación a nuestros socios europeos”. Tontada.
Por profesión, principalmente utilizo el artículo 24 “1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión. // 2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia. La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos”, le sigue el 117, este artículo en su apartado 1 dice “La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley”, y teniendo en cuenta la pertenencia de España a la Organización de Naciones Unidas y al Consejo de Europa, el artículo 10, es de uso frecuente: “ 1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social. // 2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.”
El literal de estos artículos se viola cada día. Los medios de comunicación recogen noticias sobre las condiciones de los miembros del poder judicial de las altas esferas contrario a ese artículo 117. Cada día, invocar derechos humanos en sede judicial no es sino un brindis al sol, pues en general, abogados y jueces sólo oímos campanas; y la tutela judicial efectiva en gran parte de casos se queda en mera tutela judicial, siendo la mera y la efectiva, dos cosas distintas. Y si tratamos las dilaciones indebidas, mejor no hablar, pues, entre todos la matamos y ella sola se murió.
Pero a pesar de los pesares, esos textos literales existen, y sirven para refrenar o para evitar la maldición de la célebre frase: “el poder corrompe, y si es absoluto, corrompe absolutamente”.
Pero a pesar de los pesares, el texto de nuestra Constitución nos ha dado estabilidad política, ha permitido un desarrollo socio-económico importante, y su parte social, a pesar de los pesares, tuvo y tiene fuerte incidencia en la población.
Hoy, 6 de diciembre, los pájaros negros han de irse lejos, muy lejos. Es día de alegría, y no sólo por no ser laborable, sino por ser día de concordia, de recuerdos de los tiempos que nos han traído hasta este; de agradecimiento a quienes en cada esfera de nuestra sociedad se molestaron por los demás, a aquellos que dejando atrás la ira y, para todos gritaron: “¡libertad!”, libertad sin ira, libertad.
Hoy, 6 de diciembre, es buen día para leer nuestra Constitución. Y si en el XIX, se dijo ¡viva la Pepa!, que nunca se tenga que decir ¡viva san Nicolás! (de Bari, según el santoral).
Buen día.