La abogada de ARAG, Montserrat Martín, explica que el concepto de finca regia es una calificación que realiza el sector inmobiliario para describir aquellos edificios señoriales que tienen una serie de detalles pomposos, escalinatas, porticones de madera o de hierro forjado, porterías con frisos, techos artesonados, ascensores como cajas de madera noble protegida por una malla de hierro ornada con detalles de forja y cristales tallados o grandes pisos con balcones ornados en la fachada principal.

Para realizar reformas en una vivienda en dichas condiciones lo primero que hay que hacer es contratar a un arquitecto que realice un proyecto de obra que conserve la naturaleza ornamental de las características de la vivienda y que solicite las licencias oportunas para poder modificar o actualizar dichos elementos.

Los Ayuntamientos que tienen en su zona edificios emblemáticos o con características que pueden calificarlo como señoriales pueden tener normas específicas para su rehabilitación o remodelación. Así que especifica Martín que “es conveniente primero hacer una consulta al consistorio para comprobar si existe dicha normativa y de ser así debe cumplirse con la misma, solicitando las licencias de obras pertinentes”.

Normalmente se pretende conservar lo máximo posible el aire señorial del edificio y dentro de las viviendas se puede prohibir modificar tabiques o realizar aquellas obras que modifiquen sustancialmente ese carácter. Por otro lado, las ordenanzas municipales, como en Barcelona, pueden permitir que viviendas regias con muchos metros cuadrados puedan ser subdivididas teniendo en cuenta las condiciones que impone la propia ordenanza para permitirlo.