“No hay más mujeres en los órganos de gobierno de la abogacía institucional porque los hombres no las voten, sino porque las abogadas no acceden a las candidaturas de los decanatos”, afirmó Cerro. La ausencia de conciliación, de corresponsabilidad y de desconexión digital son las principales causas. Y “es imprescindible” esa presencia por cuestión de justicia social. “Si no se involucran, no lo haremos posible, porque la mujer es el motor del cambio en la abogacía”. En consecuencia, las consejeras de la Abogacía Española hicieron un llamamiento a las abogadas para que se involucren en puestos de mayor responsabilidad y conseguir una igualdad efectiva.

Ortega, en el mismo sentido, apuntó que “la defensa de la igualdad real es más urgente que nunca, en un tiempo complejo, tras la pandemia, en el que se han alterado el orden de prioridades”. La “normalización de que las mujeres estén en los puestos directivos debe ser una exigencia global, que solo se consigue a través de todos y todas”, señaló, y recordó que la superioridad del hombre sobre la mujer “solo se salva con regulación normativa y con formación”. Aludió a la apuesta de la abogacía por un lenguaje inclusivo, de ahí el cambio de denominación de varios Colegios, porque “el lenguaje también construye igualdad”.

Gay considera la existencia de liderazgo en la abogacía institucional como una “prioridad global, en la que todos y todas participemos y es fundamental que ese ejercicio sea una responsabilidad colectiva, no solo de los poderes públicos, sino de las entidades y la ciudadanía”. También señaló la necesidad de eliminar barreras estructurales para conseguir la paridad institucional. “Solo un 20 % de mujeres son socias y un 5,4% ocupa puestos de dirección”. Para cambiarlo, hay que impulsar una cultura basada en la corresponsabilidad. Por último, pidió que desde los Colegios de la Abogacía se “visibilice el talento femenino”, para que las abogadas se “vean seguras para liderar un Colegio y den el paso de encabezar una candidatura”. “El feminismo es una forma de vivir individualmente y luchar colectivamente”, recordó

“Si hubiera igualdad en la abogacía institucional, habría más consejeras porque en España hay actualmente un 52 % de mujeres colegiadas”, manifestó Carballo. “Ante la imposibilidad de conciliar, las colegiadas no se postulan a esos puestos. Y la ausencia de la mujer da lugar a una construcción no igualitaria de sociedad e instituciones, que no tienen esa visión de la mujer”. Por eso, entre las demandas de la abogacía al Ministerio de Justicia está el aplazamiento de vistas, el aumento de vacaciones y el derecho a la desconexión digital.

Por su parte, Maiztegui señaló que esta ausencia de mujeres es un problema social. “La ley ayuda a educar, pero no a cambiar actitudes. Las mujeres deben realizar ese impulso, siempre con el acompañamiento de los hombres”. Además,  a su juicio, la igualdad de capacidades a veces no es igualdad de oportunidades. “No habrá igualdad hasta que la sociedad vea con naturalidad que las mujeres tienen las mismas aptitudes, oportunidades y en consecuencia, ocupen puestos de dirección”. Por último, la “corresponsabilidad tiene que ser personal, pero también familiar y social para conseguir esta igualdad”, dijo.