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  • Fash Law quiere integrarse en el ADN del sector textil, moda y lujo desde su perspectiva jurídica. Son conscientes que pueden ofrecerles  la seguridad jurídica a  los negocios que sus clientes  necesitan, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras

Los despachos de abogados siguen buscando fórmulas para ser más competitivos y ofrecer todo su expertise a sus clientes. Es el caso de Ceca Magán Abogados que ha puesto en marcha un grupo de trabajo sobre Fash Law, compuesto por nueve abogados de diferentes disciplinas bajo el cual está la dirección de Ramón Mesonero-Romanos socio de la firma especialista quien advierte que “la forma de prestar los servicios jurídicos ha cambiado fruto de que el mundo está en constante transformación. Se trata de ofrecer un valor añadido a los servicios que el despacho presta habitualmente desde propuestas innovadoras como ésta de Fash Law”, subraya.

El sector de la moda y su entorno es evidente que es una actividad tradicional, pero en constante evolución. Marketing olfativo, tecnología aplicada a diseños industriales o el propio asesoramiento jurídico transversal a empresas, creadores y pymes son ya algunas referencias de Fash Law, la marca que ha creado Ceca Magán para reforzar su presencia en un sector en el que no todos los despachos de abogados se han atrevido a posicionarse.  Desde el propio despacho español no se descarta siempre que surja otra oportunidad como ésta poner en marcha iniciativas de este tipo con carácter estable en el tiempo.

Transversalidad de servicios

En esta conversación en Ceca Magán Abogados nos acompañan, además de Mesonero-Romanos, Esther Pérez y Maria Alonso, abogadas del despacho y parte importante de la apuesta de la firma española por Fash Law, la marca que define esta actividad: “Hablamos de un fenómeno que hace en EEUU hace ocho años y que poco a poco se ha ido extendiendo en otros lugares como Europa, el caso de Italia o en otros despachos españoles de gran tamaño” apunta Pérez. Ahora, el objetivo es claro, dotar de servicios jurídicos a todos los operadores de un sector tan amplio como es el de la moda. “La idea es poder ser transversales y darles el asesoramiento que necesiten estos clientes en cualquiera de las jurisdicciones habituales”, añade. La puesta en marcha de un grupo de trabajo ad hoc para este tipo de clientes se justifica desde este planteamiento concreto.

La iniciativa ya está en marcha porque el propio bufete ya cuenta con clientes de este sector de actividad económica “Ahora lo que estamos centrados es en hacernos más visibles y que nos conozca el sector como un partner que puede ayudarles en sus necesidades legales. A este respecto el uso de las redes sociales no está ayudando bastante en este cometido”, comenta Alonso.  Hay que señalar que muchos de los productos de este sector tienen una cadena de valor diferente a otro tipo de industrias “eso hace que algunas particularidades sobre estos temas tengan que quedarse reflejadas en los contratos”, reconoce. Un caso puede ser la forma de venta que tienen que puede ir mediante corners en espacio físico o via internet, donde tener acuerdos con influencers o blogueros es cada vez más necesario.

En este cambio del negocio más tradicional hacia un entorno más virtual, Mesonero-Romanos nos advierte de los cambios que se han ido produciendo tanto en los procesos de fabricación hasta los mismos procesos de venta. “En todas estas áreas de trabajo participamos como abogados y es donde podemos aportar valor añadido a nuestros respectivos clientes. Queremos integrarnos en el ADN del sector textil, moda y lujo desde nuestra perspectiva jurídica. Somos conscientes que podemos ofrecerles la seguridad jurídica que sus negocios necesitan, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Protegerles de imitadores, de posibles plagios y falsificadores”, aclara. Y es que no podemos olvidar que éste es un sector muy receptivo a las inversiones de I MAS D que hacen las empresas con carácter previo para ser competitivos. “Curiosamente muchos de estos creadores aún no protegen sus trabajos registrándolos como habitualmente se hace. Es trabajo nuestro que el cliente tenga la máxima seguridad en este tipo de situaciones, apunta. De forma progresiva, las empresas del sector han ido mentalizándose en la necesidad de contar con profesionales especialistas en el sector legal. “hay empresas que cuentan con pequeñas áreas legales, otras prefieren subcontratar el servicio en despachos como el nuestro”, comenta Esther Pérez.

Grupo permanente multidisciplinar al servicio del cliente

Este grupo de trabajo se encuentra formado por dos personas por área de especialidad, según nos comenta su coordinador.  Así hay profesionales del área de Contratación, enclavada en la parte societaria mercantil; otra de laboral y otra de tecnología donde se incluye todo lo concerniente a patente, marca y ecommerce. Hay también otra sobre litigación que responde a los plagios e imitaciones y un área de fiscal específica que es muy importante, sobre todo en un entorno como el que vivimos tan global donde la fiscalidad puede variar de forma notable su percepción en marcas donde muchas de ellas pueden plantear su salida al exterior o la propia repatriación de los dividendos que salgan de dichas ventas que se logren. 

El equipo queda configurado así:

Ramón Mesonero–Romanos y Mónica Muñoz:  Nuevas Tecnologías – Propiedad Intelectual e Industrial

Esther Pérez, Daniela Letort  y Antonio Serrano  Mercantil y M&A

María Alonso.  Resolución de conflictos: Litigación, Arbitraje y Mediación

Nuria Queralt Solari. Fiscal y Tributario

Silvia Martín Rubio y Alicia de la Mata Argüello:   Laboral, Espionaje industrial y Pirateria, peligros

Hablar de espionaje industrial no es parte únicamente de una buena película de acción. También forma parte de la realidad en negocios como éste de la moda y sus sectores adyacentes.  Los propios abogados de Ceca Magán con los que mantenemos este encuentro señalan no haber podido acceder a determinados  lugares de sus clientes. Sitios donde están dibujándose los nuevos diseños  y bocetos.  Y es que todas las precauciones son pocas ante cualquier riesgo de que la competencia  se entere de lo que uno hace. “Hay algunas marcas que frente a las falsificaciones han introducido microchips en ciertos productos como bolsos y zapatos para que se sepa que esos bienes que están a la venta son originales”, indica Alonso. Esta medida, además de generar un plus de confianza entre cliente y  proveedor, también sirve para controlar el stock. A su juicio, tanto este método como otros, están cercando el mundo de las falsificaciones. “Hay que tener cuidado con la tecnología, si la incluyes en los productos puede ir contra la privacidad y el chip ayudar al rastreo de esa persona que ha adquirido la citada prenda”, comenta Ramón Mesonero-Romanos. Son datos que a efecto de consumo ayudan a analizar tendencias pero que de otra forma




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