Fermín Cabanillas
Sevilla, 19 mar (EFE).- El despacho del abogado sevillano Fernando Osuna no es uno de esos grandes bufetes con tres apellidos en inglés en una placa y pasillos eternos que se ven en las películas, sino un piso en el barrio sevillano de Los Remedios, con un recibidor y varias oficinas alrededor, y con cuadros que llaman mucho la atención.
Y es que en sus paredes hay, entre diplomas, recortes de prensa y fotografías de personas más o menos famosas que han recurrido a este bufete sevillano para demostrar que tienen un padre biológico, algo que hace años era impensable. La cifra es llamativa, porque en menos de 20 años han atendido más de 800 casos, de los que han llegado a juicio unos 300, la mayoría ganados.
El veterano letrado, natural de Écija, asegura a Efe que han llegado a entrarles en cartera hasta seis casos de presunta paternidad en un solo día, “aunque es verdad que muchos no llegan a tramitarse, porque la gente se echa atrás por diversas razones”.
“En todos los casos se estudia todo lo mejor posible, aunque te puedes dar con la situación de que la gente no tenga pruebas, o se eche atrás para no afrontar un largo proceso si no lo tiene claro”, afirma.
A sus clientes les pide paciencia a la hora de iniciar un procedimiento que puede durar años, “y a veces se hacen eternos”, como el de la Duquesa Roja, un proceso en el que se ha tardado ocho años en demostrar que una mujer era la hija del marido de la conocida aristócrata, de modo que ahora tiene derecho a recibir parte de su herencia.
A veces los casos no llegan a juicio porque "las pruebas son tan concluyentes que, para evitar una demanda e incluso pasar vergüenza ante la familia, se llega a un acuerdo y se entrega parte de la herencia en vida”, y en esos casos los plazos acortan.
Si el abogado tiene la certeza de que hay caso y falla la negociación inicial, el proceso se puede presentar con fotos que demuestren parecido físico, cartas o incluso un mensaje de Whatsapp entre los padres, y, si es necesario, entran en liza los detectives, que son capaces de encontrar cualquier objeto (servilletas, cubiertas, botellas) usadas por los presuntos padres para que un laboratorio se encargue de determinar si el parecido genético es el que se busca.
Con esa prueba en la mano, los jueces son más proclives a abrir un proceso judicial, y si es así se puede solicitar a los presuntos padres que se hagan la prueba de ADN y, en el caso de que se nieguen, la ley dice que son considerados padres de la persona denunciante de forma inmediata, explica Osuna.
Es lo que ha pasado con la denuncia de una joven madrileña al exfutbolsita Samuel Eto’o, y lo contrario, curiosamente, de lo que le ocurrió al joven valenciano Javier Santos, que en 1999 perdió una demanda de paternidad contra Julio Iglesias, que hoy habría ganado, ya que el cantante no se quiso hacer las pruebas de ADN de forma voluntaria.
El de Santos, como el de Manuel Díaz, el Cordobés, han sido algunos de los casos más mediáticos de este despacho, que tiene a 18 letrados para atender distintas historias que les lleguen día a día, y que se ha convertido en un especialista que es reclamado desde cualquier lugar del mundo.
Y eso que se trata de una parte del Derecho con muchos resquicios, “y en la que hay que estar muy listo”, porque hay padres que, cuando ven venir la querella, “o hacen que venden todo a sus hijos o cambian de titularidad sus bienes, para no tener que dar nada en herencia a quien le denuncian”, pero en este caso se puede recurrir a una denuncia por la vía civil, para que el juzgado anule esas ventas ficticias o donaciones.
Osuna recuerda que el primer caso de este tipo que atendió fue el de un vecino de Écija, y a partir de ahí su fama se ha ido extendiendo, hasta el punto de, con más de 40 años de carrera, ser conocido ahora como el abogado de los hijos sin padres.