El M.I. Colegio de Abogados de Pamplona acogió el pasado viernes una insólita ceremonia de bienvenida de nuevos colegiados, porque por primera vez todas las protagonistas eran mujeres. También fue inhabitual por su número inusualmente bajo: eran siete. Se trataba de Marta Ustés Avizanda, María Belarra Erviti, Paula De Pascual Orradre, Nerea Rapado Arteaga, Paula Palacios Dronda, Arantxa Ros Gavilán y Carmen Barricarte Hernández.
El MICAP celebraba la festividad del patrón de los abogados, San Ivo, y el acto de jura o promesa de la profesión era, como manda la tradición, el más destacado del programa. Las nuevas abogadas, acompañadas de sus madrinas o padrinos, cumplieron con el protocolo y se vistieron con la toga en la ceremonia presidida por la decana, Blanca Ramos, a la que asistió la Junta de Gobierno del Colegio.
Blanca Ramos se dirigió a las recién colegiadas para recordarles que su función profesional es defender los derechos de la ciudadanía, tal y como se recogía en el lema elegido para conmemorar, el año pasado, el Bicentenario del MICAP: “Desde hace 200 años, el derecho de los ciudadanos es nuestro deber”. “No se concibe el Estado de Derecho sin los abogados. Somos una parte esencial en la Administración de Justicia y es el fin al que está orientada la Abogacía”, añadió la decana, que también les transmitió la “plena confianza” de la Junta del Gobierno: “Esperamos lo mejor de vosotros, sois el futuro y la oportunidad para seguir mejorando nuestra profesión”.
La decana animó a las abogadas que ahora se incorporan a la profesión a participar en la vida colegial y a incorporarse al Turno de Oficio, “que es el máximo exponente de nuestra labor social, y un escaparate para mostrar nuestro trabajo, pero no es nuestra tabla de salvación sino la de nuestros clientes, esas personas que carecen de recursos para acceder a la Justicia”. Además, señaló que el Estatuto define la Abogacía utilizando palabras como libertad, independencia, servicio, lealtad, consejo, ciencia, derecho y justicia, y les aconsejó observar siempre los preceptos del código deontológico de la profesión.
Una vez finalizado el sencillo y solemne acto partió el autobús que trasladó a quienes se inscribieron para participar en la comida de hermandad que tuvo lugar en un restaurante de Estella. Previamente visitaron la bodega Pago de Larrainzar, en Ayegui, y la jornada festiva se cerró, en lo que a los actos oficiales se refiere, con los tradicionales campeonatos de mus y parchís.
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