Hoy tenia dos posibles historias que contar. Una positiva y otra negativa. Como “celebramos” el fin del año judicial, me he inclinado por la positiva, que bastantes cosas chungas ya arrastramos habitualmente.
El pasado día 31 de julio era el último día del año judicial y me esperaba un final potente. En toda una ciudad judicial de Barcelona ya prácticamente vacía y con una actividad mínima, me tocaba celebrar tres juicios y en el mismo Juzgado de lo Social. Así que me mentalicé para pasar una mañana de “invitado” de honor en el Juzgado en cuestión. Lo primero, averiguar quien era SSª que no lo tenía “controlado”. Lo pude ver fugazmente al abrirse la puerta de la Sala. No lo recordaba. Algunos compañeros que si le conocían, hablaban bien de él. Buen presagio.
Entro a por el primer envite y tengo de contrario a un colega gran conocedor de la materia del pleito. Y no defrauda para nada: Lo hace de forma habilidosa, sacando jugo a todo lo que le puede beneficiar y fintando de maravilla cuando no lo tiene tan bien. Otra codemandada viene asistida por una compañera que igualmente luce igualmente a gran nivel. El juicio gana altura por momentos. El Juez, no se queda corto y apunta excelentes maneras. En pocas palabras: Un juicio como hace tiempo no veía. Nivel profesional, colegas ilustrados y un Juez a la altura. Una gozada.
Voy a por el segundo y al entrar en Sala otra vez, se me ocurre pedirle disculpas al Juez por repetirme y tener que soportarme otra vez. SSª me compra la ocurrencia y empezamos el juicio de muy buen rollo. De contrario, otro de los buenos del oficio. Y ocurre lo mismo que en el anterior. Nivelazo de juicio. Solo una nota discordante, en este caso, a mi exclusivo cargo. Y es que puse en la carpetilla de la prueba documental, el nombre del cliente del juicio anterior, en lugar del que tocaba. Mi compañero, esbozando una malévola sonrisa, me advierte del error sobre la marcha y aprovechamos, todos, para dar una nota más de buen rollo al evento, echándonos unas risas a costa de mi despiste.
Llega el tercero y vuelvo a coincidir con el primero de los colegas. Y más de lo anterior. Nivelazo… y apuros para mi defensa que la verdad es que llevaba el asunto flojo de prueba. SSª sigue a la altura y termino mi jornada calificándola como una de las mejores del año judicial, por el nivel profesional de los compañeros y el Magistrado, y especialmente, por la calidad humana demostrada por tod@s.
Me despido deseando buenas vacaciones a los presentes y SSª hace lo propio recordando a mi maltrecha memoria que ya habíamos coincidido en otra plaza unos meses antes… Fue la guinda del día: Yo no fui capaz de acordarme de él y en cambio, éste si se acordaba de mi . Y esta tontería, me vais a perdonar, la tomo como un halago que me llevo a modo de alimento para estos días de asueto que nos esperan… si no nos cae inesperadamente, algún asunto de estos en los que agosto es tan hábil como febrero.