Carpeta de justicia

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Hace ya más de tres años en el que el gobierno español declaró la entrada en vigor del primer confinamiento, aplicando un estado de alarma. Consecuencia de ello la vida de todos los españoles cambión de la noche al día. Ese mismo año, la Ley 3/2020, de 18 de septiembre, de medidas procesales y organizativas para hacer frente al Covid-19 en el ámbito de la Administración de Justicia, en su artículo 17, indicaba la dispensa de la utilización de las togas. Uno no sabe bien el motivo, lo cierto es que las togas desaparecieron de los juzgados españoles, y en algunos casos, para no volver… Actualmente dicha dispensa sigue vigente y no son pocos los jueces y letrados que se han acogido a ella. Este hecho, junto con la estúpides por parte de Pedro Sánchez de “prescindir” del uso de la corbata en verano de 2022 ha hecho que los juzgados de nuestro país sean un variopinto de vestimentas.

Uno, que ya tiene una edad, mantiene el decoro todo lo que puede, pero no es de recibo estar en vistas con compañeros que parece que vayan a la playa o a un festival de música. Muchos jueces no ayudan y parece que se apunten a la moda. Se da la circunstancia de que, si entras en sala con la toga puesta y Su Señoría no la lleva, te mira con la cara de “¿quiere impresionarme ¿te crees más que yo?”.

La toga, de origen romano, para un juez simboliza el respeto y la dignidad de la administración de justicia y viene regulada, la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial (LOPJ), se refiere, en el apartado VII de su Exposición de Motivos, a que la realización práctica del derecho, constitucionalmente reconocido, a la tutela judicial efectiva, requiere como presupuesto indispensable que todos los órganos jurisdiccionales estén provistos de sus correspondientes titulares, Jueces o Magistrados, los cuales, conforme el art. 187.1 LOPJ, deberán usar toga en audiencia pública, reuniones del Tribunal y actos solemnes judiciales y, en su caso, placa y medalla de acuerdo con su rango.,

La historia y la tradición están para algo, y nuestra prenda más distinguida tiene un origen romano, y distingue a todos los participantes en un juicio. Por mi experiencia puedo constatar que el uso ha caído muchísimo, hecho que junto con la pérdida de la corbata esta convirtiendo nuestras salas en verdaderos escaparates de la moda. ¿no será todo un nuevo ardid en por de la progresía y modernidad?

Llegados a este punto uno se pregunta ¿Qué manía por parte de nuestros gobernantes en decir como hemos de vestir? No logro entender como tanto colegios profesionales como letrados y el resto de los operadores jurídicos no se han posicionado al respecto. Es evidente que no se puede exigir en pleno siglo XXI una determinada forma de vestir, por eso la toga nos iguala a todos, no es un uniforme, es un elemento propio de nuestra profesión. Y hablando de profesiones, ¿alguien imagina un médico o farmacéutico sin bata? ¿un policía sin uniforme? Nosotros mismos estamos enterrando el uso de una prenda milenaria con una excusa sin sentido como el Covid. Pero este ya ha pasado ni no hay ninguna intención por parte del gobierno de modificar tan absurda medida por lo que cada uno sigue haciendo lo que más le conviene y llamando a confusión en nuestros juzgados.

Nunca he visto una profesión que sea tan crítica tanto el uso de una prenda como la nuestra. ¿alguien imagina un médico sin bata?

Por favor, recuperemos la toga… todos.




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