“Os diría que pusierais el acento cuando redactáis en la precisión, la concisión y la claridad expositiva. Esto es importante, en algunas predeliberaciones a las que he asistido, los jueces me han dicho que no entendían el escrito y hasta yo tenía problemas para traducir los términos en los que el abogado español pretendía situar el debate”, contó Palacio en la sesión de formación semanal del Consejo General de la Abogacía. “A veces me quedaba perplejo leyendo algunos escritos procesales, con profusión de latinajos que no ayudan a la comprensión del litigio”.
En la ponencia “El Abogado ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea”, que fue trasmitida online, recordó que la jurisdicción comunitaria es un tribunal supranacional ante el que caben dos ámbitos de actuación procesal: los recursos directos, interpuestos por una parte contra actos adoptados por las instituciones europeas, y los procedimientos prejudiciales, mediante los cuales un tribunal nacional suspende sus actuaciones y pide al TJUE que le aclare una norma comunitaria.
“Cuando un abogado se acerca a la jurisdicción comunitaria no está actuando ante un tribunal internacional, tampoco ante un tribunal interno, sino ante un tribunal regulador de un proceso de integración”, señaló.
Palacio también habló de las diferencias entre los jueces según su nacionalidad, algo que el abogado debe tener en cuenta a la hora de hacer su presentación: “A los jueces nórdicos les encantan los hechos. A los jueces del Este les encanta la interpretación literal. Y a los franceses, el desarrollo del discurso por contradicciones. Un abogado con un poco de pericia puede interpretar estas peculiaridades a su favor”.
Y también aconsejó, para tener éxito, “estar ojo avizor ante un posible engarce comunitario que haga que los intereses de su cliente encuentren un amparo en el ordenamiento comunitario”.
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