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Madrid, 1 ago (EFECOM).- Por lo que permite y por lo que prohíbe, el Reglamento europeo de Inteligencia Artificial que este jueves entra en vigor es fundamental para las personas y trascendental para las empresas que utilizan sistemas basados en esta tecnología emergente, que se deben adaptar al nuevo marco y que se enfrentan a sanciones millonarias si incumplen.

Es la primera ley del mundo que regula una tecnología presente ya en todos los ámbitos de la sociedad y que está generando numerosos beneficios, pero que arrastra también múltiples riesgos que este reglamento quiere atajar, y para ello regula su uso en función del riesgo que suponga para las personas o para la sociedad.

Frente a quienes alertan de que la Unión Europea pierde el tren de las tecnologías más disruptivas ante Estados Unidos o China, el reglamento europeo pone el foco en la importancia de impulsar y robustecer a la industria europea y en la necesidad de estimular las inversiones y la innovación en este campo.

Del riesgo "mínimo" al inaceptable

La nueva ley europea, en vigor desde hoy, pero que tiene todavía un recorrido de varios años hasta completar su despliegue, incide en la importancia de que los sistemas de inteligencia artificial que se utilicen en la UE sean seguros y respeten los derechos de las personas.

Para ello establece diferentes niveles de riesgo: los mínimos, los limitados, los altos y los "inaceptables". Los dos últimos serán los más estrechamente vigilados.

Entre los usos expresamente prohibidos destacan los sistemas de categorización biométrica por creencias políticas, religiosas, filosóficas, o por raza u orientación sexual.

Aunque la norma pretende poner coto a los abusos y garantizar la seguridad y la adecuada protección de los datos personales, durante los últimos días los expertos han puesto el acento en las importantes repercusiones que la norma va a tener para las empresas y muchos de los servicios que prestan a los ciudadanos.

La consultora CE Consulting ha observado que va a tener un impacto fiscal sobre muchas empresas, importantes implicaciones laborales en la formación y va a requerir un profundo conocimiento jurídico para evitar las sanciones y asegurar la adecuada gestión de los datos y de la privacidad.

Víctor Millán, abogado especialista en esta materia de la consultora, ha apuntado a EFE que las empresas tratarán de realizar todo tipo de estrategias de optimización fiscal y, con ese objetivo, buscarán incentivos fiscales y subvenciones para el desarrollo e implementación de sistemas de inteligencia artificial.

También invertirán en formación y reciclaje profesional para que sus empleados se adapten a los cambios tecnológicos y asegurar un uso "seguro y ético" de éstos.

Sesgos algorítmicos, discriminación y falta de transparencia

La consultora tecnológica internacional Entengy, presente en varios países de Europa y América, alerta de que, aunque la mayoría de la población conoce la existencia de este nuevo reglamento europeo, sólo un porcentaje mínimo -que cifra en el 7 %- conoce cómo le va a afectar la nueva regulación.

Incide en las implicaciones para las empresas proveedoras de IA, que deben modificar sus procesos para cumplir la nueva norma, lo que va a suponer hacer evaluaciones exhaustivas de riesgos y asegurar la conformidad con los requisitos técnicos y de transparencia, e incorporar principios éticos y de seguridad en todas las fases del desarrollo de sistemas de IA.

Los responsables de esta empresa auguran que la influencia de la norma se extenderá a todo el mundo, ya que todas las empresas que operan a nivel global deberán adaptarse a este marco para operar en el mercado europeo.

Líneas rojas, lagunas y fallos

La empresa Enreach, especializada en la automatización de los servicios de atención al cliente, cree que la IA puede ser un aliado perfecto gracias al "aprendizaje automático", el "procesamiento del lenguaje natural" o la IA generativa.

Considera que los sistemas de IA que impliquen niveles de riesgo "mínimos" se pueden usar libremente, los de riesgo "limitado" -como los "chatbots" que simulan una conversación y proveen respuestas automáticas- requieren que se informe de su uso; y los de "alto riesgo" sólo se podrán usar en el territorio UE si respetan los valores y derechos europeos y estarán estrictamente vigilados.

La Federación de Consumidores y Usuarios CECU ha valorado las "líneas rojas" que incluye el Reglamento, aunque considera que no protege adecuadamente a las personas.




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