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Desde el proyecto que llevamos a cabo en Ciberderecho.com,  estamos convencidos de que las reglas del juego en internet –a nivel regulatorio- son muy distintas a las del mundo físico y territorial de los Estados. Y que los problemas del mundo “ciber” pasan por soluciones distintas a los que tienen origen en un mundo con barreras territoriales. 

De hecho, lo anterior se apoya en la dinámica de funcionamiento que están adoptado las empresas que operan en internet. Están siendo las organizaciones que prestan sus servicios en el ciberespacio las que están liderando el cambio de la regulación en internet. Por ejemplo, a través de unos términos y condiciones de uso plasman lo que está permitido y lo que está prohibido en su plataforma. Con un símil sencillo, se podría decir que la ciberorganización al igual que hace un Estado con sus ciudadanos, da a sus usuarios las leyes de su “territorio”.

Además, estas organizaciones conscientes de la existencia de una falta de regulación global del ciberespacio, y de los problemas que en él tienen origen,  están adoptando una postura de preocupación; incluso más allá de lo que está permitido y prohibido en sus propias plataformas. Conocedores de esta carencia de control general, algunas plataformas online empiezan a plasmar en sus Condiciones y Términos de Uso, mensajes a los internautas con pautas para actuar frente a conductas destructivas que tienen origen en el ciberespacio.

Un caso es, por ejemplo, Instagram. Dentro de su apartado «Condiciones;  Ayuda de Instagram à Centro de privacidad y seguridad», hay un desplegable en donde conviven “Normas comunitarias”, la “política de privacidad, las “Condiciones de uso” y un apartado denominado “Acerca de los trastornos alimenticios”. A través del mismo queda reflejada la preocupación de esta red social por dos problemas que golpean fuerte en la red: la apología de la bulimia y de la anorexia. Dos problemas, además, que pueden tener su inicio o fortalecerse en el mundo ciber, sobre todo, en plataformas cuyo modelo de negocio es compartir fotografías.

De hecho, en este apartado de Instagram, no se hace alusión alguna a fotografías que hayan podido subirse a la plataforma en concreto, sino a la problemática en sí, a qué debe hacerse si se detecta un caso, y ofreciéndose pautas de ayuda a persona que lo sufre con indicación de organismos de ayuda y sus respectivas páginas web.

Cuando son organizaciones ajenas a los Estados, principalmente empresas privadas con peso en internet -por el volumen de usuarios que tienen-, las que empiezan a crear conciencia sobre los problemas que se originan o se potencian a través del ciberespacio, y no los propios Estados u organismos gubernamentales, es cuando se puede afirmar que internet está cambiando las reglas del juego a la hora de regular las conductas sociales. 

 

 

Miriam García,

Abogada en ciberderecho.com, donde contamos en detalle cada una de las ciberconductas problemáticas que se dan en internet.

 




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