Es indudable que la nueva era de objetos conectados a internet o el internet de las cosas, también conocido como IOT (Internet of Things), nos facilita la vida y nos permite tener un mayor control de todo lo que nos rodea. Nos permiten desde controlar el sistema de iluminación de nuestra casa a través de internet, hasta conocer un poco mejor nuestro estado físico gracias a los weareables.
Todos estos objetos interconectados digitalmente, no sólo nos facilitan la vida, sino que, empiezan a formar parte de ella; permitiéndoles recopilar numerosa información sobre nuestra vida diaria. Estos datos mal protegidos por no haber implementado medidas técnicas de seguridad fuertes desde un inicio, o mal gestionados por quienes tienen acceso directo a los mismos (como, por ejemplo, el fabricante), pueden suponer una merma en los derechos de los ciudadanos, principalmente de la privacidad, intimidad y seguridad.
Se suele pensar que quien va a acceder a esa información es un pirata informático; pero, con independencia de que eso también pueda ocurrir, ha quedado demostrado que, en ocasiones, son los propios fabricantes quienes utilizan esa información en su propio interés o de terceros (p.e. el caso de las SmartTVs).
Hay que ser consciente de la repercusión que puede tener sobre nuestra intimidad
En este punto, y teniendo en cuenta que el desarrollo tecnológico tiende a explotar cada vez más el internet de las cosas, es imprescindible tomar conciencia de las repercusiones que pueden tener para nuestra intimidad y por ende, para el propio desarrollo personal una regulación demasiado laxa sobre privacidad y protección de datos: nuestras cosas podrían saber más sobre nosotros que nosotros mismos, y esta información podría quedar en manos de empresas y gobiernos sin restricciones.
Acudiendo al primero de los casos, esto es, que alguien con fines malintencionados accediera de forma no autorizada a la Red Doméstica donde se encuentran interconectados digitalmente varios objetos del hogar, por ejemplo, accediera al sistema de iluminación; podría averiguar fácilmente los hábitos de vida de quienes habitan ese lugar: horarios de salida y entrada al inmueble, consumos que se realizan y, a partir de ahí, podría calcular de forma aproximada el número de miembros que habita el domicilio.
Así, a través del establecimiento de patrones de comportamiento con la información extraída del sistema de iluminación, un delincuente podría conocer todo aquello que necesita para planear sin mayores problemas la entrada en el domicilio; pudiendo poner en peligro la seguridad personal y de los bienes de la familia que habita esa casa.
Es por todo lo anterior, por lo que sería necesario que la tendencia del desarrollo tecnológico del internet de las cosas fuera unida a una regulación garantista y extensiva de los derechos a la intimidad y privacidad de los ciudadanos; siendo estos últimos quienes, en todo caso, deberían tomar conciencia de las intromisiones que se podrían cometer en sus derechos por aquellos que tienen acceso directo a esta información, y por la falta de seguridad en el diseño de los mismos.
Miriam García,
Abogada en ciberderecho.com, donde contamos en detalle cada una de las ciberconductas problemáticas que se dan en internet. www.ciberderecho.com