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Miriam Mejías y Raúl Bellerín

Madrid, 27 dic (EFE).- María Luisa Segoviano pasó a la historia por ser la primera mujer en presidir una sala del Tribunal Supremo y ahora añade a sus méritos el de ser la clave que ha permitido desatascar la grave crisis institucional provocada por el bloqueo en la renovación del Constitucional.

Recién jubilada, Segoviano (Valladolid, 1950), ha sido votada por todos los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) junto a César Tolosa como futuros magistrados del Tribunal Constitucional, lo que permitirá acometer una renovación pendiente desde junio y apagar un incendio que ha afectado a los tres poderes del estado.

Segoviano y Tolosa entrarán al Constitucional junto con el exministro de Justicia Juan Carlos Campo y con la ex alto cargo de la Moncloa y miembro del Consejo de Garantías Estatutarias de Cataluña Laura Díez.

Segoviano, jueza desde 1987, hizo historia en la judicatura al convertirse en 2020 en la primera mujer en presidir una sala del Supremo en más de doscientos años de historia de esta institución, cuando las mujeres son mayoría en la carrera judicial.

Fue al frente de la Sala de lo Social, a la que llegó en 2006, y su mandato no fue sencillo ante las vacantes de magistrados sin cubrir en esta sala, con 8 de 13 magistrados posibles.

Se da la circunstancia de que el mismo Consejo que la nombró presidenta de Sala del Supremo es el que ahora la designa como magistrada del Constitucional, apenas dos meses después de su jubilación tras una vida profesional consagrada al orden social.

A lo largo de su carrera, Segoviano ha trabajado por adaptar la legislación laboral a la realidad social, como por ejemplo, en la sentencia de los "rider".  "Los 'rider' son el paradigma de la precariedad laboral", declaró a EFE una semana después de presidir el pleno de la Sala que determinó que la relación entre Glovo y sus repartidores era de naturaleza laboral, con lo que los empleados no podían ser considerados autónomos.

Otra de sus principales demandas ha sido la de la obligación de juzgar con perspectiva de género, igual que ha alzado la voz contra la ausencia de mujeres en la cúpula judicial.

Recientemente, ha sido galardonada con el Premio Pelayo 2022, un premio de reconocido prestigio en el ámbito jurídico. Entrevistada por EFE entonces (10 de noviembre), aseguró que nadie la había contactado para el TC.

Ella, de sensibilidad progresista, estuvo en las quinielas de ese bloque, que finalmente apostó por el también magistrado del Supremo José Manuel Bandrés. Lo ocurrido desde entonces, un culebrón con cien requiebros ha terminado con ella propuesta por el sector conservador y aceptada por todos los vocales.

Quienes la conocen subrayan su capacidad para tejer acuerdos y desde luego hoy será un día recordado por su capacidad para concitarlos. Los vocales progresistas que apoyaban a Bandrés han renunciado a ese nombre "por sentido institucional".

En la citada entrevista con EFE, expresó su preocupación por la crisis institucional del Poder Judicial y advirtió de que causa "una imagen muy injusta de la justicia porque todos los que nos dedicamos a administrar justicia somos gente muy seria y responsable".

Junto con ella entrará al Constitucional César Tolosa, presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, nacido en 1957 en Santa María la Real de Nieva (Segovia) y miembro del alto tribunal desde 2014.

Si el paso de Segoviano por el Supremo esta marcado por la sentencia sobre los "rider", el de Tolosa lo está por la pandemia, las restricciones y caos jurídico en el que su Sala se erigió en faro ante la disparidad de resoluciones que iban dictando los diferentes tribunales autonómicos.

"Los jueces no estamos para gobernar, esas decisiones corresponden a los poderes públicos", advirtió en una entrevista con EFE en mayo de 2021, poco antes del final del estado de alarma ante el escenario "sumamente complejo" que se abría. 




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