- Desde Reclama Por Mí avisan de los peligros que encierran las tarjetas revolving y cómo recurrir a ellas puede convertirse en una trampa.
- La plataforma, en este 2021, ha atendido un 50% más de reclamaciones frente a 2020.
Septiembre es el mes de la vuelta al cole. Nuevos gastos a los que hacer frente que se suman a los que las vacaciones supusieron para las finanzas de muchos españoles. Una cuesta financiera siempre complicada para cuatro de cada diez españoles, según un informe de Rastreator. Los altos precios de la luz, la caída de los ingresos tras la pandemia y los gastos asociados a la vuelta al cole de aquellos que tienen hijos, resultan un quebradero de cabeza en las cuentas de miles de familias.
Así son muchas las que recurren a las distintas fórmulas de crédito que las entidades financieras ponen a su disposición. Pero, ¿sabemos en qué consisten cada una de ellas? ¿Qué peligros encierran?
Tipos de tarjetas:
La tarjeta de débito está concebida con un límite de gasto definido por contrato que no se puede superar y cuyo importe gastado se refleja directamente en la cuenta bancaria que tiene un saldo disponible. La idea de fondo es no poder gastar más que el saldo existente, aunque hay excepciones.
La tarjeta prepago, permite que el límite lo escoja el cliente. Se transfiere saldo a una cuenta como pago previo y ese tarjeta puede usar ese saldo.
La tarjeta de crédito, en cambio, la cuantía de los pagos puede sobrepasar el dinero que tiene en su cuenta bancaria. En este caso es el banco quien financia el importe de dicha compra durante el presente mes. Esta operación ofrece flexibilidad de pago, al permitir aplazar el mismo, y no tiene coste si se cumple con la fecha de pago establecida que suele ser un mes después. Si se incurre en impago, el banco aplicará unos intereses al consumidor.
Más allá de las tarjetas de crédito convencionales: las tarjetas revolving
Sin embargo, hay otra alternativa a la hora de devolver el dinero: fraccionar y aplazar los pagos realizados con la tarjeta de crédito. Esta es la principal característica de la modalidad revolving que pueden incluir numerosas tarjetas de crédito de forma predeterminada.
A la hora de hacer una compra, el consumidor con una tarjeta revolving en lugar de ver un cargo automático en su cuenta como sucedería con una tarjeta de débito, o bien a mes vencido, como en una de crédito, podrá pagar a cuotas la compra total. Es decir, una compra de 1000 euros, podría dividirla en pequeñas cuotas mensuales durante un año.
“Ventajas” que a la larga salen caras
Este tipo de tarjetas son, aparentemente, muy cómodas. Sin embargo, al contratarlas hay que tener muy en cuenta que cada vez que se emita un pago, tendremos una deuda pendiente con el banco.
En el caso de pagar de una sola vez el importe, las entidades no suelen cobrar intereses como sucedería con una tarjeta de crédito convencional. Pero cuando el titular elige la devolución en plazos o (en algunas ocasiones) no haya saldo disponible, se activa el método revolving y entran en juego unos intereses que suelen ser excesivos o calificados como usura. La deuda que se puede contraer con el banco puede alcanzar enormes cantidades debido a la utilización de crédito y los elevados intereses aplicados a la tarjeta.
Es muy común aplicar unos intereses superiores al 20% TAE, que pueden dejar cautivo al consumidor como ha señalado el Tribunal Supremo a través de una sentencia contra Wizink, considerando usurario el crédito donde las condiciones se situaban en el 27% TAE.
La mayoría de consumidores no conocen las características de este tipo de financiación. Muchos, de hecho, quizá no sepan que tienen una, ya que, además de entidades como Wizink, BBVA, Bankinter y Caixabank, muchas marcas comerciales pueden incluir una tarjeta como medio de pago (Cepsa, Carrefour, Alcampo o Iberia).
Es importante revisar los extractos bancarios, ya que, si la tarjeta de crédito tiene la modalidad revolving activa, probablemente el banco esté aplicando un elevado tipo de interés por aplazar las compras.
¿Cómo liberarse de la deuda de una tarjeta revolving?
Por esta razón, acaban sumergidos en espirales de deudas inmensas durante meses, años e incluso décadas. La única solución para que salgan de esa terrible situación es hacer una reclamación por las tarjetas revolving. Gracias a la Sentencia del Tribunal Supremo del pasado 4 de marzo de 2020, ahora es más fácil que nunca.
Desde Reclama Por Mí, despacho especializado en reclamaciones de tarjetas revolving y microcréditos, avisan de los peligros de contratar este tipo de ayudas financieras y aseguran que las personas ahora están siendo más conscientes de que pueden reclamar.
De hecho, según el Banco de España, las reclamaciones por tarjetas ya suponen el 26,4% de las recibidas por el organismo, siendo la categoría que más crecimiento ha experimentado en 2020, con un incremento del 114,7%.
“Tras la sentencia del tribunal Supremo en 2020 se produjo un pico de más de 3.200 solicitudes de reclamación en tan solo un mes en la plataforma. En aquel momento era difícil aventurar el número de personas afectadas en toda España ya que no existían suficientes datos para saberlo con certeza. Por otro lado, existía (y aún existe) un desconocimiento importante de la población sobre este tipo de tarjetas de pago a plazos”, asegura Javier Moyano, COO de www.reclamapormi.com.
“Al igual que ha sucedido con otras cláusulas abusivas aplicadas en contratos, los españoles de forma gradual van siendo conscientes de la posibilidad real de reclamar y poner fin al contrato. Por eso, en este 2021, hemos atendido un 50% más de reclamaciones frente a 2020. El éxito de miles de casos ya finalizados de los clientes que reclamaron tras la sentencia con nosotros, reduce la incertidumbre de aquellos que aún tienen inseguridad y deciden reclamar por recomendación de quienes ya han ganado. La basta mayoría de los juzgados y audiencias provinciales están dando la razón a los afectados considerando los intereses de este tipo de financiación como usurarios y en muchos casos poco transparente”, finaliza.