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Cáceres, 9 may (EFE).- Los mitos y verdades de la sumisión química desde diferentes puntos de vista, desde la “gamberrada” de los pinchazos en zonas de ocio el pasado verano hasta la anulación de la voluntad para robar o agredir sexualmente a la víctima, centran unas jornadas en la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura (UEX).

La mayoría de los casos registrados fueron en domicilios, por encima de lugares de ocio y la vía pública, según ha expuesto a EFE Salomé Martínez, doctora en Salud Pública y Animal, miembro de la Unidad de Toxicología de la UEx.

Extremadura ocupa el puesto doce en el ranking autonómico de casos analizados de agresiones sexuales con sospecha de sumisión química, con 1,6 casos para cada cien mil habitantes, según el último informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, con datos de 2021.

“Hay que decir que el boom de los pinchazos", el pasado verano en discotecas y lugares de ocio, en su mayoría eran casos de "gamberrismo, no había sustancias de por medio, y, en el caso de que las haya, tienen un tiempo de vida media muy corto, en cinco o diez minutos tiene el pico de acción y a las tres o seis horas desaparecen del organismo y no podemos detectarlas”, ha asegurado Martínez.

La doctora de la UEx ha abierto este martes las jornadas sobre drogas de sumisión química y facilitadoras de asalto sexual: "visión tóxico-socio-criminal”, que se desarrollan hasta el proximo jueves en la Facultad de Derecho de Cáceres.

“Parece un concepto nuevo, por las noticias, pero es antiguo, la sumisión química habla de delitos relacionados con la intervención de alguna droga o sustancia psicoactiva, como robos y extorsión, y luego tenemos drogas facilitadoras del acto sexual”, ha afirmado.

La mayor de estas sustancias es el alcohol, pero también medicamentos, otras drogas legales, como benzodiazepinas, analgésicos, opiáceos, e ilegales como el THC, cannabis, y cocaína, así como la quetamina, burundanga y GHS.

Estas últimas “normalmente no tienen olor ni sabor, son difíciles de detectar pues también permanecen poco en el cuerpo”, lo que dificulta los análisis toxicológicos de sangre y orina, según Martínez, y por tanto el hallazgo de pruebas.

“Normalmente las víctimas sienten vergüenza al contar este tipo de casos, pasa tiempo, igual se han duchado y se pierde la muestra”, ha expuesto esta doctora.

A su juicio, otra de las características de estas sustancias en general es que son “fáciles de encontrar” en el mercado.

Sus principales efectos son el estado de analgesia, excitación y desinhibición, llegando incluso a perder la conciencia espacial y temporal, desorientarse tanto para ser capaz de ir al cajero y sacar el dinero u objetos de valor y luego no recordar claramente lo que ha pasado, ha explicado.

La jornada vespertina incluye hoy la participación de personal de urgencias del Hospital Universitario de Cáceres que hablará de los protocolos de actuación sobre la atención a víctimas de violencia sexual y sumisión química, así como el abuso de sustancias que precisan de ingreso en UCI.

Ya el miércoles, habrá distintos testimonios de casos particulares, especialmente con drogas en el ocio nocturno, se abordará desde un punto de vista criminológico la delincuencia sexual, y se pondrán en común ideas para generar entornos de ocio seguro con perspectiva de género por parte de la Fundación Mujeres.

Por último, el jueves, miembros de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer de la Policía Nacional hablarán sobre los diferentes tipos de violencia y las drogas facilitadoras del asalto sexual, y otros agentes de la Comisaría de Cáceres abordarán el perfil y modus operandi de los autores, así como casos de intervenciones y investigaciones policiales, y los protocolos a seguir. 




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