Los jóvenes, de entre 14 y 15 años, asaltaron el 2 de junio de 2017 el colegio donde ensayaba el proyecto pedagógico Barrios Orquestados y sustrajeron instrumentos por valor de más de 2.100 euros. La organización, que forma a niños sin recursos, renunció expresamente a reclamar por daños y perjuicios, y aceptó que los autores del robo se redimieran colaborando con el proyecto
El Juzgado de Menores número 1 de Las Palmas ha impuesto una medida de 55 horas de prestaciones en beneficio de la comunidad a tres menores que en junio de 2017 asaltaron el colegio donde ensayaban los niños del proyecto Barrio Orquestados. Los niños, juzgados y sentenciados este mismo lunes 12 de marzo, robaron e inutilizaron instrumentos musicales por valor de más de 2.100 euros.
Las medidas impuestas por la autoridad judicial se concretan en la asistencia y ayuda en las clases de Barrios Orquestados, “limpiando instrumentos, participando y colaborando con las distintas tareas que les asignen los profesores en ensayos y actuaciones que lleven a cabo”.
La sentencia dictada por la magistrada Reyes Martell tras el juicio de conformidad celebrado ayer declara probado que los tres menores isleños, de entre 14 y 15 años cuando sucedieron los hechos, asaltaron el 2 de junio de 2017 junto a otros niños inimputables -menores de 14 años- el colegio Los Alisios del paseo de San José, en la capital grancanaria.
Tras acceder al interior del centro, rompiendo puertas y ventanas, se apoderaron, entre otras cosas, de instrumentos musicales por valor de 2.190 euros, propiedad del proyecto Barrios Orquestados.
Según detalla el fallo, Barrios Orquestados es un proyecto que parte de una idea concebida hace años por el músico y profesor de magisterio musical José Brito. “Es un sistema pedagógico y de acceso a la cultura en los barrios más deprimidos de Las Palmas de Gran Canaria”, explica. “Es gratuito, los niños no tienen que comprar el instrumento y no hay que tener conocimientos previos de música”, enumera.
Subraya la juez que la organización es “independiente de las administraciones públicas”, y que “la única inversión que tienen que hacer las familias de los niños que se benefician es el compromiso y el cariño; no se pide más”.
Durante el juicio de ayer, los responsables del proyecto pedagógico no sólo renunciaron expresamente a reclamar a los condenados daños y perjuicios por el robo de los instrumentos -que se recuperaron, pero “inservibles para su reutilización”- sino que aceptó de buena gana que los menores fueran condenados a trabajar para la organización a la que habían perjudicado.
Con esta medida, dice el fallo, los menores a los que se ha impuesto la medida -en esta jurisdicción se evita el término condena- “deberán aprender el daño que han causado a otros niños que, como ellos, se vieron durante un tiempo privados de poder tocar sus instrumentos, y disfrutar haciéndolo y aprendiendo”.
La magistrada Reyes Martell insta a los niños a “interiorizar” la labor encomendada, y les invita a que su actividad con Barrios Orquestados “les sirva también como instrumento, pues el instrumento que mejor están aprendiendo a tocar los niños de Barrios Orquestados es el del cambio, y (los condenados) lo deberán aprender también".
Al tratarse de una conformidad, la sentencia es firme a todos los efectos.
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