La otra cara de esta recuperación económica que ahora se vislumbra con mayor fuerza que hace dos años tiene que ver con un ligero repunte de la siniestralidad laboral. Tras una disminución continuada desde 2009, coincidiendo con el periodo de crisis económica, en 2015 se ha consolidado el escenario de crecimiento de la siniestralidad laboral. En este escenario, Asepeyo, segunda mutua del país por volumen de trabajo en cuanto a accidentes de trabajo y enfermedades profesionales ha creado el I Observatorio de Siniestralidad Laboral que con una periodicidad semestral será el termómetro de lo que sucede en nuestra actividad económica: ”Aseguramos al 16 por ciento de la población nacional española, el pasado 2015 gestionamos 80.000 accidentes de trabajo que causaron baja médica. Con esta información se pone en marcha dicho Observatorio” apunta Vicente Aparicio, director gerente de la entidad.
Desde su punto de vista, las empresas a la hora de minimizar sus accidentes tienen que “formar al trabajador en prevención, siempre en función del puesto que van a ocupar. Nunca dejar al empleado sin esa formación, lo que puede generar riesgos importantes innecesarios”, comenta. Según el análisis presentado en el I Observatorio de siniestralidad laboral, los accidentes de trabajo con baja médica crecieron en 2015 un 4,99 %. El 35,4 % de estos accidentes se produjeron en trabajadores con menos de 1 año de antigüedad y el 1 % de los trabajadores acumula el 25 % de los accidentes con y sin baja. El estudio destaca que el 33 % de los casos mortales son a causa de accidentes de circulación (in itinere y durante la jornada laboral) y que la segunda hora del lunes es el momento de la semana con más siniestralidad.
Repunte de la siniestralidad laboral
Salimos de la crisis de forma progresiva y uno de los elementos que saltan es el repunte de la siniestralidad laboral. “Es evidente que la crisis entre 2008 y 2013 ha sido importante en nuestro país; la filiación a la Seguridad Social bajó bastante, en ese periodo de tiempo, las empresas cerraron y dejamos de dar servicio a 400.000 trabajadores. Fue una época en la que bajo bastante dicha siniestralidad hasta el 51 por ciento. Frente año, en los dos últimos años han crecido los accidentes de trabajo un 8 por cien en 2014 y 2015”, comenta Aparicio. La interpretación de estos datos para este experto es que la prevención no puede faltar y que las empresas deben crecer y mantener sus medidas de prevención y formación a los trabajadores a lo largo de su trayectoria.
Un dato que llama la atención de este Observatorio recién estrenado tiene que ver con que el 33 por ciento de los accidentes mortales de trabajo suceden al volante, tanto durante la jornada laboral como in itinere “En los últimos diez años de siniestralidad mortal que hemos estudiado comprobamos que junto a ese 33 por ciento que tiene que ver con la circulación, hay otro 34 por cien donde hay que incluir infartos, derrames cerebrales, aneurismas que se consideraban accidentes de trabajo. El otro 34 por ciento tiene que ver con aplastamientos o accidentes en la obra”, señala nuestro interlocutor. Por comunidades autónomas, las regiones que registraron la mayor tasa de incidencia -número de bajas por cada 100 trabajadores- son País Vasco y La Rioja (4,8 %), mientras que en lado opuesto se encuentran Castilla y León (3,17%) y Aragón (3,3 %), con las tasas más bajas del país. “Los sectores de actividad con más accidentes en 2015 fueron la industria manufacturera, la construcción y la Administración Pública”, indica nuestro interlocutor.
La normativa de PRL ayuda a tener menos accidentes
Aunque ya las mutuas desde hace años no están metidas en actividades preventivas, para Vicente Aparicio es fundamental que las empresas sigan trabajando a nivel formativo y de prevención con todos sus trabajadores, especialmente los nuevos. De hecho, un dato destacable de este primer informe del Observatorio es que El 35,4 % de estos accidentes se produjeron en trabajadores con menos de 1 año de antigüedad y el 1 % de los trabajadores acumula el 25 % de los accidentes con y sin baja. Y es que a más antigüedad en la empresa menos siniestralidad, eso es lo que se trasluce con la lectura de este primer informe: “La norma y su Reglamento se ha notado sobre todo desde 1998 cuando se empezó realmente a hacer prevención en nuestro país. Con los datos que tenemos se puede comprobar como la siniestralidad laboral bajó desde el 2000 constantemente. Es posible que haya margen de mejora en la prevención y se debe trabajar en ello”, asegura. Para este experto, es inconcebible ser cambiado de puesto de trabajo sin recibir la formación adecuada en prevención de riesgos laborales.
Al igual que Tráfico e Interior buscan cero accidentes y minimizar las víctimas, desde el mundo de la empresa se debería tender a esta situación. Sin embargo, el director general de Asepeyo nos advierte que no es tan sencillo como parece: ”Es una temeridad pensar que podamos lograrlo. Siempre habrá accidentes porque las personas somos imprevisibles; es difícil evitar un resbalón saliendo del coche porque el piso está mojado, por ejemplo, depende de muchos factores, del piso o de la edad. Eso no quita porque hay que seguir trabajando y luchando por ello”, indica el propio Aparicio, quien ya nos avisa que los datos que proporcionará el citado Observatorio que en la mañana de ayer hizo su presentación oficial se suministrarán en dos oleadas de carácter semestral ambas.
Le pedimos a este experto algún consejo para minimizar esos accidentes laborales, algunos de ellos llegan a ser mortales por desgracia. “Las empresas cuando contratan a cualquier trabajador deben hacer una evaluación de los riesgos de ese puesto de trabajo. Con posterioridad hay que hacer un reconocimiento del trabajador y darle, más tarde, una formación específica de su puesto de trabajo. Sin ese reconocimiento y esa formación no debería ocupar ese desempeño laboral específico. Contratarlo y dejarlo en el puesto de trabajo es situarlo ante un riesgo innecesario que le puede costar la vida en algunos casos. A juicio de Aparicio, la empresa no debe escatimar en prevención “es fundamental que los trabajadores estén protegidos en su actividad laboral. Ese gasto nunca es una inversión”, señala.
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