Doña A.P.G., de 34 años en el momento de los hechos, presentaba un embarazo controlado en curso normal. Con fecha 28 de marzo de 2015 ingresó para dar a luz en la Clínica S.E. mediante parto instrumentado y no siendo explorada convenientemente antes de ser dada de alta (ya tenía gases y heces saliendo por la vagina, lo cual consideró el ginecólogo que era normal). El uso de fórceps provocó un traumatismo en la mucosa rectal, dando lugar a una fístula recto-vaginal que no fue diagnosticada hasta pasadas seis semanas.
Dicho retraso en el diagnóstico ha producido graves padecimientos en la paciente, habiendo tenido que ser sometida a varias intervenciones quirúrgicas entre los años 2015 y 2019, las mismas recidivaban y entre las que se encuentra laparotomía, colostomía lateral. Posteriormente el estoma y plastia recto – vaginal con infiltración de células madre (terapia celular).
A pesar de ello, la fístula no cierra y Doña A.P.G. continúa con fuga de heces a través de la vagina. A nivel psicológico, esto le ha afectado en gran manera limitando sus salidas y relaciones sociales y sexuales, con fragilidad emocional e irritabilidad. Además, tuvo que cambiar de trabajo para poder trabajar desde casa (es abogada) y cuidar de su hijo adecuadamente y se encuentra bajo tratamiento con antidepresivos.
Actualmente se encuentran agotadas las medidas terapéuticas y Doña A.P.G. presenta secuelas de lesiones vulvares y vaginales, incontinencia anal, así como un perjuicio psicológico y estético.
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