La digitalización de contenidos es una clara realidad en el mundo moderno; cada vez más personas comparten información personal en las distintas plataformas a las que acceden. Por eso, la regulación de la privacidad de datos es una necesidad creciente que necesita ser atendida.

¿Cómo se está atendiendo la regulación de la privacidad de datos de los usuarios actualmente?

Hoy en día la tecnología ha permitido conectar a las personas a través de internet sin importar donde se encuentren. Acceder al contenido que se busque desde un teléfono o una computadora es fácil y rápido gracias al servicio que prestan muchas compañías.

Esto hace que cada vez la presencia online de las personas sea cada vez mayor, y estas están cada vez más dispuestas a compartir sus datos personales.

Por ejemplo, a través de un celular se pueden rastrear las transacciones de las personas, y sus patrones de conducta online; y gracias a tecnologías como el GPS es posible saber la ubicación exacta de alguien en todo momento.

Esto, aunque tiene sus ventajas, también puede exponer al usuario a experimentar una vulneración a su privacidad.

Este peligro ha sido reconocido y abordado desde hace muchos años; pero el aumento vertiginoso de la virtualidad en esta década ha acelerado el debate de cómo se deben tratar los datos de los usuarios para garantizar su privacidad.

En 2023 muchos países emitieron leyes o proyectos de ley con el fin de blindar la seguridad de los internautas y mejorar la forma en la que se manejan los datos personales.

Muchas de esas leyes entrarán en vigencia este año, y se espera que también se presenten muchas leyes más.

¿Hasta dónde se extenderán las regulaciones en torno a la protección de datos?

Si ya había debates acalorados sobre cómo las grandes empresas pueden y deben usar la información personal de los usuarios, tecnologías como la IA han avivado la cuestión.

Se espera que a partir de este año se creen nuevas regulaciones que sumen mayores restricciones a las empresas sobre qué datos recoger y cuándo hacerlo.

Esto puede cambiar la forma en la que las personas realizan transacciones online y generar un efecto en cadena desde las empresas más grandes hasta las más pequeñas.

Las empresas necesitarán siempre la autorización del usuario para manejar sus datos, y este manejo debe ser responsable y transparente. Es decir, las personas siempre serán informadas sobre qué se hace con su información, y se podrá retirar el consentimiento en cualquier momento.

Muchas empresas grandes y pequeñas tendrán que actualizar sus políticas de privacidad, y muchas veces su metodología de servicio para adaptarse a las nuevas regulaciones.

Esto puede incluir el invertir en tecnologías más seguras y confiables, así como la estandarización de requisitos en las transacciones de los mercados digitales, por ejemplo.

Los expertos en derecho regulatorio para empresas serán de gran ayuda para que estas estén enteradas de estas nuevas regulaciones y formas de aplicarlas. En el corto plazo esto les evitará sanciones y a largo plazo un servicio más seguro y transparente que mejore la seguridad y privacidad virtual de los usuarios.