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Hoy traigo a colación el contenido ofrecido por el viseo que pueden ver más abajo: la colonización del Poder Judicial por los políticos, intervención del magistrado don Luis Sanz Acosta, ahora en Madrid, hace un tiempo en Salamanca, en la jornada “El Estado de Derecho en peligro”, organizada hace unos días en el Ateneo de Madrid por la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial (https://plataformaindependenciajudicial.es/)

Este hombre, este juez, en las antípodas de mis convicciones personales, parece no callar ni bajo el agua, es un constante en redes sociales, no quiere; le alabo el gusto. En algo coincidimos, en la preocupación por el deterioro de nuestro Estado de Derecho; el cree, pueden verlo, el enlace del título nos lleva al video, en unos peligros presentes y en otros futuros, pero tiene esperanzas de un posible cambio social y político; yo coincido en los problemas, apuntaría otros más, pero no tengo esperanza, creo, que como en Roma, el quince de marzo del año cuarenta y cuatro años antes de Cristo, en los idus de marzo, con la muerte de Julio César, el cambio político se dio, ¿para mejor?, no lo sé; en la España de nuestras entretelas, en los idus de marzo, el catorce de marzo de dos mil veinticuatro, el cambio se ha dado. Si en Roma fue apuñalado quién quiso ser perpetuo; en España, varios políticos demagogos se han consagrado a la vista, ciencia y paciencia de la sociedad española, quizás preocupada por la irrupción de la inteligencia artificial en nuestras vidas y sus consecuencias, quizás despreocupada por el abandono generalizado de la inteligencia natural y sus efectos en una sociedad hoy desnortada, cuyo principio único es aquello del “Estado del Bienestar”, para unos el lucro, para otros la subvención, para pocos, dar de comer a la vaca y después ordeñarla. Esos demagogos, han apuñalado con saña nuestro Estado de Derecho, nuestra Constitución, y ojo, sería conveniente echar una ojeada al pasado, recordemos las actividades de los nazis, llegados democráticamente al poder; por ahora, no matan, como si sucedía en aquella Roma.

El ponente reflexiona y por profesión se centra en los peligros presentes y futuros en torno al Poder Judicial, deja a un lado los peligros en torno al Poder Legislativo, poco a poco inoperante. Comienza distinguiendo entre el Poder Judicial, jueces y magistrados, y Consejo General del Poder Judicial, el gobierno del Poder Judicial; veinte vocales, hoy nombrados todos ellos por las Cortes Generales, artículo 567.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, es decir por los políticos, a quienes tendrán que juzgar los magistrados del Tribunal Supremo, elegidos por ese Consejo, por los delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones. Los políticos eligen a lo vocales, los vocales a quienes juzgarán a los políticos, y estos, como vemos, cuchufletas a los ciudadanos. Esto se reproduce en las Comunidades Autónomas con relación a los miembros de los Tribunales Superiores de Justicia. Esta imagen de politización llega a la ciudadanía, a los abogados, y se quiera o no, la sospecha, manifestada u oculta, se cierne sobre unos, y otros, los favorecidos, la niegan: vocales del PSOE, vocales del PP, vocales progresistas, vocales conservadores. GRECO, Grupo de Estados contra la Corrupción, del Consejo de Europa, nos dice, ha venido indicando a nuestro Estado, sobre esta anomalía institucional. Y que si quieres arroz Catalina. 

Hoy, más de cinco años después de la legalmente prevista renovación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, la situación de las distintas Salas del Tribunal Supremo, cuyos componentes han de ser nombrados por el Consejo, están semi vacías, muertes, jubilaciones, salidas de la carrera, …, y esos puestos no son ocupados por nadie. Consecuencia: el trabajo de los magistrados aumenta, y dada su limitada capacidad, pues sólo pueden llegar hasta donde pueden llegar, los asuntos ventilados ante el Supremo se acumulan y, las resoluciones se retrasan, afectando así a la vida de los ciudadanos. La consecuencia de cosecha propia.

Los aforamientos de la práctica totalidad de la clase política, y de los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial; tanto con relación al Estado como a las Comunidades Autónomas. Sus miembros serán juzgados de forma especial bien por el Tribunal Supremo, bien por los Tribunales Superiores de Justicia.

Las puertas giratorias, o el espectáculo del juez pasando a la política, de esta al juzgado y de nuevo a la política. Entiende legítimo el pase a la política, no así el regreso a la judicatura.

Como riesgo futuro favorable de esa colonización de la justicia por los políticos, trata la posible futura actividad en sede parlamentaria de las Comisiones Parlamentarias de Investigación de la actividad de los jueces, tratando de identificar las “responsabilidades derivadas” de los jueces en su quehacer profesional; jueces y magistrados ante los parlamentarios, revisión parlamentaria de la actividad judicial: de mi cosecha ¡viva el artículo 117.1 de nuestra Constitución! ¡muera la independencia judicial! Si los jueces prevarican, aplíquese el Código Penal, no la aritmética parlamentaria.

Un segundo peligro, la ley de amnistía, ataque directo y contundente a la división de poderes, el ponente trata la posible existencia constitucional de esa Ley, recuerda el periodo constituyente y las enmiendas rechazadas en su día para evitar introducir en la Constitución la posibilidad de la amnistía. Rechaza la adecuación de esa Ley a nuestra Constitución: lamina el Poder Judicial, la separación de poderes.

Ve un tercer peligro en los intentos de existencia de los Consejos de Justicia Autonómicos, estos desvirtuarían el Consejo General del Poder Judicial, órgano que, al contrario de esos Consejos es constitucional, artículo 122.2 de la Constitución, y que supondrían el control político de la Justicia a través del poder político autonómico.

Un cuarto peligro, con base en la matraca de las condiciones sociales de los jueces, conservadores, machistas y ricos, se trata de filtrar en la sociedad la necesidad de un cambio en el acceso la carrera judicial, hoy basado en un mecanismo de mérito y capacidad no sólo en cuanto a los exámenes de oposición, sino en el periodo de formación en la Escuela Judicial y en el de prácticas en Juzgados antes de la incorporación a un Juzgado como destino. Conservadores, habrá de todo; machistas, vale si las mujeres que mayoritariamente vienen accediendo a la judicatura lo son; ricos, pues no lo sé, pero desde luego las familias de los compañeros de carrera hoy jueces, no lo eran. Pero bueno, insistir en medios sociales una y otra vez, no hará más sustanciosas las herencias de sus padres.

Dice el ponente ser aficionado del Atlético de Madrid, club de futbol del cual se dice hace sufrir a sus seguidores. Esa capacidad de sufrimiento futbolero le permite creer en un futuro mejor. Nos recuerda circunstancias con la judicatura en Polonia y Hungría, y la intervención de la Unión Europea, consiguiendo atenuar la deriva de la perdida de independencia judicial a manos de los políticos en el poder; , también nos recuerda el  impulso sociedad civil en Polonia e Israel, donde la ciudadanía ha salido a la calle para parar la deriva política contra sus jueces.

Concluye la ponencia con una esperanza, evidencia de la influencia de la adscripción futbolera en el ánimo de las personas: el que algún día la clase política, municipal, autonómica y estatal, entienda el valor de la independencia judicial para la democracia y el Estado de Derecho; para la sociedad.

Concluyo con una petición al lector: si puede, vean la ponencia; escúchela, y si lo tiene a bien, coincida o discrepe con el sr. Sanz Acosta, pase el enlace a otras personas. La discrepancia nos fortalece como sociedad. Saludos.




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