El Congreso de los Diputados está tramitando el Proyecto de Ley de Familias, cuya aprobación ha sido encomendada a la Comisión de Derechos Sociales y Políticas Integrales de la Discapacidad. Abierto el plazo de enmiendas, el pasado 22 de abril CoPPA, colectivo de expertos en personas en situación de vulnerabilidad, trasladó a distintos grupos parlamentarios un escrito con un conjunto de propuestas y sus justificaciones, entre ellas la necesidad de aumentar los días de permiso laboral retribuido en el caso de muerte de un familiar cercano.
15 días por la luna de miel; 2 días por el fallecimiento de un hijo o hija
CoPPA señala que el impacto asociado al fallecimiento de un ser querido está infravalorado por la legislación laboral en España. Apunta que existe una diferencia incoherente y desproporcionada entre el trato que se da en caso de fallecimiento de un familiar y otros supuestos para los que se prevé el permiso de ausencia retribuida, siendo llamativamente inferior el número de días previstos por la muerte de un familiar, dos, frente a los quince permitidos por matrimonio o registro de pareja de hecho.
“Es una diferencia absolutamente injustificada e ilógica”, señala la Dra. Elsa Alonso, médico psiquiatra miembro de CoPPA. “En la actualidad, la legislación laboral permite 15 días de ausencia retribuida para la luna de miel y, sin embargo, en el caso de la muerte de un hijo, un evento manifiestamente traumático, sólo se prevén 2 días. Esta incongruencia resulta incomprensible, más aún si se tiene en cuenta que la falta de reconocimiento de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran el trabajador o trabajadora en la fase inicial del duelo puede contribuir al desarrollo de problemas que mermarán su salud y afectarán a su rendimiento laboral a largo plazo”.
Perder a un ser querido: un traumático momento vital que puede afectar a la salud
Desde la experiencia profesional y según estudios e investigaciones, CoPPA explica que la muerte de un ser querido se ha documentado como uno de los principales eventos vitales estresantes que, especialmente cuando el dolor y el duelo no es reconocido o se desautoriza, puede tener un impacto negativo tanto en el estado psicológico y emocional de la persona, como también en su salud física, así como un deterioro en su bienestar social y su desempeño laboral.
Según explican, el duelo puede estar acompañado de problemas de memoria y concentración, insomnio, angustia, ansiedad, y agotamiento, entre otros. Se ha constatado un aumento de cortisol y otros neuroquímicos y el duelo se asocia también a un mayor riesgo de problemas cardíacos y una reducción en el funcionamiento del sistema inmunitario. Por otro lado, la muerte de un ser querido es también un acontecimiento de cambio vital que requiere tiempo y espacio para procesarlo, adaptarse a la pérdida y reorganizar roles sociales y en la familia, como por ejemplo pasar a ser el único progenitor responsable de la crianza y cuidados de hijos o hijas. Todos estos problemas pueden verse agravados cuando se trata de muertes inesperadas, o de hijos o parejas jóvenes, y también en situaciones en las que el entorno no ofrece al individuo un reconocimiento suficiente de su dolor.
Consecuencias de la falta de reconocimiento del dolor o duelo desautorizado
En los días siguientes al fallecimiento de un ser querido la mayoría de las personas se sienten aturdidas y confundidas. “A menudo las personas no comienzan realmente el proceso del duelo hasta que han completado las gestiones burocráticas o administrativas, y la reorganización de sus roles familiares”, añade la Dra. Alonso.
La persona que es obligada a retornar a su trabajo sólo 2 días después de haber sufrido la pérdida, sin ni siquiera haber iniciado el duelo, puede hallarse aún en estado de shock o negación y el trabajo puede volverse abrumador e inasumible. Esto puede favorecer un duelo prolongado, trastornos del duelo y otros problemas de salud física y/o mental, con negativas consecuencias para el individuo, incluido su rendimiento en el trabajo.
Regresar al trabajo sin tiempo para reponerse mínimamente del impacto inicial, de asimilar lo ocurrido, cuando el proceso de duelo aún no ha comenzado, y en un contexto como el laboral, donde una pérdida difícilmente podrá ser expresada abiertamente, puede conllevar un “duelo privado de derechos”, una falta de reconocimiento que podrá incrementar los riesgos para la persona afectada, además de favorecer el absentismo o el llamado presentismo. Algunos estudios observan en estos casos una pérdida de eficacia y productividad general, así como prolongadas bajas por enfermedad.
Los ejemplos de países vecinos
Desde CoPPA señalan el cercano ejemplo de Portugal, donde el Código de Trabajo fue modificado en 2022 para incrementar el permiso retribuido por fallecimiento de descendientes hasta los 20 días y muy recientemente, en una ley aprobada este mes de abril, ampliar los permisos por fallecimiento del cónyuge o pareja también hasta los 20 días. En Francia, el 2 de marzo de 2023 la Asamblea Nacional aprobó en primera lectura una proposición de ley para reforzar la protección de las familias de niños con una enfermedad o discapacidad o víctimas de un accidente de especial gravedad, una de cuyas modificaciones es precisamente incrementar de 5 a 12 días el permiso laboral por el fallecimiento de un hijo o hija.
“En el momento en el que dolor estalla, reconocer la pérdida sufrida por la persona, sin exigencias de trabajo, es una cuestión de humanidad”. Desde CoPPA instan al Congreso a humanizar en este punto el Estatuto de los Trabajadores. “Esta enmienda permitirá proteger a las personas que sufren estas pérdidas y se encuentran en una situación vulnerable, y al mismo tiempo minimizará el riesgo de aquellas consecuencias que pueden resultar en enfermedades, necesidad de asistencia sanitaria y bajas prolongadas”, resaltan desde el colectivo.
No hay comentarios.