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  • La sentencia considera probado que los 9 acusados, junto con otras personas en situación de rebeldía, desplazadas en zonas de conflicto, constituían “una auténtica plataforma de envío de combatientes yihadistas”

La sentencia de la Sección Primera de la Sala de lo Penal que condena a penas de 75 años y 6 meses de prisión a 9 miembros de una célula islamista radicada en Madrid que realizaba labores de captación, adoctrinamiento y envío de combatientes a Siria. El responsable de la célula, Lahcen Ikassrien, resulta condenado a 10 años por integración en organización terrorista, en grado de dirigente, y a 1 año y 6 meses de prisión por falsedad en documento oficial. Los 8 restantes acusados han sido condenados a 8 años de prisión como integrantes de la misma organización terrorista.

La sentencia considera probado que los 9 acusados, junto con otras personas en situación de rebeldía, desplazadas en zonas de conflicto, constituían “una auténtica plataforma de envío de combatientes yihadistas”. Formaban un grupo autodenominado “brigada Al Andalus”, localizado principalmente en la ciudad de Madrid, y desde principios de 2011 hasta su desarticulación, en junio de 2014, realizaron labores de captación, radicalización, adoctrinamiento y posterior envío de voluntarios yihadistas para llevar a cabo acciones operativas de naturaleza terrorista, “integrados en las franquicias de Al Qaeda”.

A lo largo de 183 folios el ponente de la sentencia, el magistrado Fermin Echarri, describe la operativa de este grupo, donde existía un núcleo directivo, encabezado por Lahcen Ikassrien, y un núcleo de personas captadas y llamadas para desplazarse a Siria, entre los que figuraban también quienes previamente habían realizado labores de adoctrinamiento. Ikassrien, alias “hassan”, era el referente ideológico del grupo, al que los demás acusados mostraban respeto y transmitían las directrices impartidas por el mismo.

Preparados para partir a Siria

La sentencia relata cómo en el caso de algunos acusados ya tenían pensada y planificada su salida de España con dirección a Siria, enmascarando en su entorno familiar ese viaje por supuestos motivos laborales. Algunos estaban dispuestos a salir de forma individual y otros acompañados por sus familias, siguiendo las instrucciones difundidas por la red yihadista, para evitar ser detectados por los servicios de seguridad.

“Todos ellos –describe el ponente- experimentaron un proceso de radicalización y adoctrinamiento, planificado en distintas fases, en la que en la última, llevada a cabo en diversas reuniones dirigidas por el acusado Lahcen Ikassrien, eran sometidos a un proceso de transmisión de ideas religiosas y políticas justificadoras del ideario y acciones de las organizaciones filiales de “Al Qaeda” en el conflicto sirio, así como la necesidad de participar activamente e incorporarse como integrantes de las mismas”. Paralelamente, los acusados realizaban apología del terrorismo a través de las redes sociales y de numeroso material de vídeo incautado en sus domicilios.




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