Carpeta de justicia

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Un amigo me recomendó un libro de Carlos Rozen titulado "El Principito y Compliance". No he podido ubicarlo, pero mi imaginación comenzó a trabajar en torno a uno de mis libros favoritos y, sin duda, atemporal: “El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry. Esta obra literaria no solo nos invita a una profunda reflexión sobre la vida y las relaciones humanas, sino que también puede ofrecer valiosas enseñanzas sobre la ética y la responsabilidad, conceptos centrales en el ámbito del Compliance.

El Compliance describe un conjunto de procedimientos y prácticas diseñadas para asegurar que una organización cumpla con todas las leyes, regulaciones y normas internas aplicables. Su finalidad es fomentar la integridad y prevenir conductas ilegales o poco éticas, lo que no solo protege a la organización de sanciones legales, sino que también refuerza su reputación y confianza ante clientes, inversionistas, proveedores, empleados, accionistas y la sociedad en general.

Sin embargo, lo anterior puede parecer abstracto. Para comprenderlo mejor, analicemos "El Principito" y reflexionemos sobre la importancia del cumplimiento normativo. En la obra, el protagonista viaja a diferentes planetas donde se encuentra con personajes que encarnan aspectos variados de la naturaleza humana, como la avaricia, la vanidad y la obsesión por el poder. Estas interacciones resaltan la relevancia de los valores auténticos, que son igualmente fundamentales en el Compliance. Al aplicar estos valores en las organizaciones, es necesario esforzarse por integrar principios éticos en su cultura corporativa, promoviendo el respeto, la transparencia y la responsabilidad.

Una de las lecciones más célebres de "El Principito" es la frase: “lo esencial es invisible a los ojos". Esta afirmación tiene una repercusión directa en el compliance, donde lo que parece ser un simple cumplimiento de reglas a menudo oculta problemas más profundos y complejos. Esto invita a las empresas a ir más allá de un enfoque superficial y a reconocer la importancia de crear un ambiente de ética y confianza. Establecer políticas adecuadas y proporcionar capacitación continua a los colaboradores permite que reconozcan y actúen frente a situaciones que pueden comprometer la integridad organizacional.

En mi trabajo diario como Gerente de Control de Riesgos y Legitimación de Capitales en Corporación Bel, he asumido el reto de que la organización internalice el Compliance como una ventaja competitiva, más que como una mera obligación legal. Al igual que el Principito se preocupa intensamente por su rosa y por las relaciones que establece en cada viaje, en el contexto del Compliance, las organizaciones deben ser responsables no solo de sus operaciones, sino también de sus relaciones con los grupos de interés.

Este es mi compromiso: actuar con responsabilidad hacia todos, incluidos empleados, clientes y la comunidad, y rescatar la imperiosa necesidad de hacer lo correcto. No debemos justificar la normalización del caos, porque el respeto por las normas es y siempre será el camino a seguir.

A lo largo de la narrativa, el Principito simboliza una visión fresca y auténtica del mundo, en contraste con las actitudes adultas que a menudo son pragmáticas y deshumanizadas. Esta autenticidad refleja mi postura sobre las prácticas de Compliance, donde las empresas están llamadas a actuar con sinceridad, ser responsables y mostrar empatía hacia sus grupos de interés. La ética empresarial no debe ser solo una formalidad, sino una forma de vivir y hacer negocios de manera rentable, confiable y segura.

La conexión entre el Compliance y "El Principito" puede parecer inesperada; sin embargo, desde la esencia del ser humano y la niñez, las aventuras del Principito destacan el valor de la ética, la responsabilidad y la autenticidad, enseñanzas que pueden ser aplicadas al mundo empresarial actual. Así como el Principito, las organizaciones deben recordar que, en última instancia, lo más importante no es solo cumplir con las leyes, sino esforzarse por ser mejores, más justas y más éticas en su camino.

Esta es la esencia de un verdadero Compliance: en Corporación Bel, tenemos un compromiso con un futuro donde las relaciones se basan en la confianza y el respeto mutuo.




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